CAPÍTULO 47 - POR: Isabella Johnson.

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—Por favor ¿qué? —Pregunta, estregando su erección contra mi trasero, sentirlo tan duro me hace gemir, porque no me basta con sentirlo por encima, lo quiero adentro de mí—. ¿Esto es lo que quieres? —pregunta, repitiendo la acción de hacerme sentir su dura y potente erección.

—Sí, ¡por favor! —le digo sumisa.

Vuelve a bajar la mano acariciando mi pierna, arremanga bien mi vestido, y veo en sus ojos tanto deseo como hay en los míos, su mano va dejando una estela de calor por toda mi piel, llega a mi centro y tocando por encima de la braga me dice.

—Mm... ¡Delicioso! —dice al tiempo que cambia la canción en los altavoces, no le pongo atención más que a su ritmo erótico.

Introduce un dedo en mi interior y me hace gemir, deseando más, mientras nuestras bocas comienzan a devorarse la una a la otra, con la típica impaciencia que me caracteriza cuando nos amamos, vuelvo a buscar el cierre de su pantalón, ¡yo también quiero tocarlo!, «¡mentirosa!», me digo a mi misma, ¡quiero más que eso!

—Ajá —me respondo, pero Patrick cree que le digo a él.

—¿Te urge tenerlo?

—Sí por favor —le respondo con más sumisión.

Busco nuevamente el cierre de su pantalón, esta vez no me impide el acceso y logro llegar hasta esa delicia que me vuelve loca, la agarro con la mano y comienzo a acariciarla, está húmedo también, «debe de estar desesperado», pienso riendo.

Me levanto levemente y me bajo la braga, él se pone a reír y yo lo beso para que no lo haga, vuelvo a sentarme a horcajadas, y él se acomoda el pantalón para que no le moleste con la bragueta.

Sentirlo en la entrada de mi ser, es exquisito, pero sentir como me va llenando poco a poco, ¡no tiene precio!, me abrazo con fuerzas a él y juntos iniciamos una cabalgata que nos lleva directo a la liberación.

Nuestros corazones laten acelerados, y ahora está sonando how does it feel, de D'Angelo recuesto mi rostro en su pecho y suspiro satisfecha

—¿Estás bien? —me pregunta, rosando su nariz en mi cuello.

—Deliciosamente —le respondo arqueando el cuello, y sin salirme de él—. Creo que seré capaz de llegar al apartamento —le digo, moviéndome un poco.

—En ese caso, vamos hacia allá —me dice levantando el auricular y diciéndole a Greg—. Dirígete al apartamento, pero espera hasta que nosotros salgamos.

—Entendido señor, —escucho que le dice Greg.

Cuelga el auricular y regresa su atención a mí, nuestros cuerpos aún están unidos y me aprieta contra él.

—¿Te gustó mucho torturarme esta noche? —me pregunta moviéndose adentro de mí, haciendo que nuevas ondas de placer, se concentren en mi vientre.

—No fue mi intensión, pero me causó gracia que no nos dejaran escapar.

—Gente inoportuna, con las ansias que tenía de saber qué había debajo de esta ropa —comenta, ayudándome a salir de su cuerpo, ambos gemimos en el acto.

Me siento a la par de él y me recompongo el vestido, él se arregla la bragueta del pantalón e intenta adecentarse.

—Ya hemos llegado —me avisa—. ¡Esto es mío! —anuncia agarrando mi braga.

—De seguir así, me quedaré sin ninguna y tú tendrás una colección —le respondo divertida.

Abre la puerta y sale colocándose a un lado para permitirme salir, Greg de inmediato se coloca a la par de la puerta y la sostiene para ambos.

El DESTINO Y SUS JUEGOS - JUGADA INESPERADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora