—Isabella, el Ingeniero quiere hablar contigo a solas —me dice cuando pasamos cerca de la oficina de Alexander, para llegar a la sala de reuniones de presidencia, hay que pasar por ahí.
—Hazle saber por favor, que hablaremos luego de la reunión —le pido deteniendo mi andar, porque ella se ha detenido.
—Pero... —exclama la pobre mujer.
—¡Avísale por favor!, —le pido—. Yo guiaré a Leonardo a la sala de juntas —le hago saber, retomando la marcha.
Lucí, abatida viene atrás de nosotros, y nos abre la puerta de la sala de juntas para que entremos, saludamos a quienes están aquí y me siento a la par de Leonardo, dejando libre los dos extremos de la mesa, porque en uno de ellos se sienta Alexander y no lo quiero tener enfrente.
—Gustan un vaso con agua, té, o café —nos pregunta a Leo y a mí, los demás ya tienen sus tazas servidas.
—Agua para mí por favor —le pide Leo.
—Igual para mí —le pido.
Nos sirve y luego nos dice que va a avisar a Alexander que ya estamos aquí, con solo saber que no tarda en aparecer por esa puerta me pongo más nerviosa, a los pocos minutos que se escucha abrir la susodicha, el corazón se me acelera enloquecido, no necesito mirar para saber que él es quien entró, su fragancia inunda el lugar.
—¡Buenas tardes! —lo escucho saludar, y hasta entonces vuelvo a verlo.
Porque no puedo pasar toda la reunión fingiendo que estoy leyendo los documentos. El muy gracioso no se sienta en su lugar de siempre, sino que en el asiento que está frente a mí, veo como mueve sus labios, diciendo algo, pero no entiendo nada, solo logro concentrarme en ellos.
Continúa hablando dirigiéndose a los demás, pero en ningún instante aparta su mirada de mí, muero de deseos por gritarle unas cuantas cosas, con todo lo que ha ocurrido, ¿cómo se atreve a mirarme así?, ¡como si solo él y yo existiéramos!, ¡como si no importara nada más en el mundo!, «¡pero sí importa Alexander!», le grito en mi mente, ¡mis hijos están en casa!, y mi esposo estará preocupado por lo que aquí ocurre.
—He revisado la propuesta que me han hecho llegar y mi respuesta es un no rotundo —nos hace saber.
—¿Así sin más, sin dar la menor oportunidad de negociar? —lo cuestiono, taladrándolo con la mirada.
—Déjame terminar de hablar, mi respuesta es un no rotundo, a aceptar el reintegro del capital inicial, más intereses como indemnización —aclara devolviéndome la mirada—. Por lo demás, si la señora Dormán, quiere dar por finalizada la sociedad de este proyecto, acepto su disposición —concluye hablando con el resto.
—Señora Dormán, ¿qué opina al respecto?, me pregunta Julián, su abogado.
—¡No estoy de acuerdo!, si ya no va a ser parte de JB, ni va a continuar recibiendo utilidades sobre ella, lo correcto es que se le indemnice y el capital inicial es la base —le respondo a Julián.
—¿En serio me quieres indemnizar?, ¿Por qué?, ¿Por sacarme de tu vida para siempre?, porque si esa es tu finalidad, me parece que el valor de la indemnización, tendría que ser mejor a lo que me ofreces —alega taladrándome con ojos inyectados con fuego.
«¡Sacarlo de mi vida!», dice, con dos hijos suyos a los que espero que acepte y quiera tanto como yo, escucho que Dionisio le responde.
—Señor Black, si no está de acuerdo con el monto de la indemnización, podemos llegar a un acuerdo, podemos negociarlo ahora mismo, o lo analiza y nos hace llegar su propuesta por medio de sus abogados.
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El DESTINO Y SUS JUEGOS - JUGADA INESPERADA
RomanceIsabella con el corazón roto y dos bebes en su vientre tiene que tomar fuerzas para continuar con su vida, ¿qué sucederá? 1. Va a ir con Alexander y a contarle de que también está embarazada y en su caso con partida doble. 2. ¿O decidirá continuar c...