CAPÍTULO 51 - POR: Alexander Black.

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—Grandes observadores los dos, vayan a revisar ese proyecto y me comentan más tarde sus opiniones —les pido tomando mi teléfono y disponiéndome a salir de la oficina.

—No vayas a hacer ninguna locura —me advierte Damon.

Lo ignoro y paso de largo a Lucí, que está al teléfono, llego hasta el coche y Milton viene de inmediato hasta adonde mí.

—¿Señor Black? —dice abriendo la puerta para permitirme entrar.

—Quiero estar solo, dame las llaves —le pido, me las entrega de inmediato y se hace a un lado—. Voy a estar adonde Mario, solo no le digas a nadie —le pido.

—Muy bien señor, lo seguiré en breve me hace saber.

Llego al gimnasio y Mario está entrenando con alguien más, pero en cuanto me ve, pide que lo sustituyan.

—¿Black, que te trae por aquí tan temprano?

—Necesito partirle la cara a alguien y como estoy en contra de la intolerancia, preferí venir aquí —le hago saber.

—Bien pensado, aquí tus amigos —dice señalando los sacos de box—. Aguantan con toda la mierda que traes, solo procura no dañarte a ti mismo —me pide—. Ve a cambiarte y desquítate con ellos —dice sonriendo.

—Gracias —digo yendo hacia el vestidor.

Le hago caso y luego de ponerme la ropa de deporte regreso con él, y con el saco de boxeo, después de calentar lo suficiente con los sacos, nos batimos en combate con Mario, en más de una ocasión nuestros rostros se libran de los puños, el muy idiota sonríe y a mí me cabrea más.

Sin embargo, es una excelente terapia, y logro dejar salir toda mi rabia y frustración por no poder tener en estas condiciones a quien querría tener, al terminar me siento más relajado, hablamos un poco con Mario, y finalmente me despido porque hay que regresar al trabajo.

—Se me hace tarde, voy a darme una ducha.

—Espero que el jueves te concentres más, o tu cara no correrá la misma suerte que hoy —dice burlándose, como si la hubiese tenido tan fácil.

—¡El jueves! —le prometo.

Voy a los vestidores, me doy una ducha y luego me dirijo hacia el estacionamiento. Llego a la oficina y retomo mis actividades con normalidad, en un espacio que tengo tiempo le pido a Milton que venga a mi oficina.

—¿Me mandó a llamar señor Black?

—Entra, cierra la puerta —le pido—. El viernes vi a Isabella en la fiesta de los Crawford, quiero que averigües cuando vinieron, si tienen planes de quedarse y cualquier otro dato que me sea de utilidad.

—Entendido señor Black, en breve me pongo a investigar, le informo en cuanto tenga algo —me responde—. ¿Algo más?

—No, esta demás decir que es confidencial —le recuerdo, no sea que se le ocurra decirme algo frente a Eliana —Me observa como diciendo ¡obvio!

Por la tarde, cuando ya casi es hora de irnos a casa, Milton viene a mi oficina.

—Señor Black ya le tengo la información.

—Dime —le pido.

—La señora Isabella estuvo en la ciudad prácticamente solo el fin de semana, entraron el viernes y salieron esta mañana —me hace saber, ¡siento tan feo que se refiera a ella como la señora!

—¿Adónde se quedan cuando vienen a la ciudad? —quiero saber.

—Han registrado como su domicilio el apartamento del señor Dormán.

El DESTINO Y SUS JUEGOS - JUGADA INESPERADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora