—Me gusta cómo suena, ¡señora Dormán!, tiene presencia —le respondo riendo y mordiendo su mentón.
Cuando Rose se entera de que ya estamos aquí, viene a visitarnos, nos trae un postre, tres leches que ella misma ha cocinado, ¡sabe que es de mis preferidos!
—Van a hacerme mucha falta en el apartamento —dice haciendo un puchero.
—No estamos lejos, puedes venir siempre que quieras, además, la cena la continuaremos preparando nosotros —le advierto.
—No sé si a tu esposo vaya a agradarle la idea —me responde viendo a Patrick.
—Por mí eres bienvenida siempre, solo procura hacer más de estos —le dice comiéndose su porción, a la que milagrosamente le ha hecho entrada.
Poquito a poco estoy trasladando mis cosas al ático, y he hecho un par de maletas con lo que pienso llevar a Seattle, como son casi tres semanas las que me voy a estar, me han salido varias; sobre todo porque llevo los regalos que voy a dar en navidad, también va una con cosas para las nenas, por si se les da por nacer allá.
En un abrir y cerrar de ojos pasó la semana, estamos en el apartamento de Rose recogiendo mis maletas, Greg ha bajado con las últimas dos y ya solo nos falta la pequeña que es donde llevo mis herramientas de trabajo.
—¿Tú también llevas tantas maletas? —le pregunta Rose, burlándose de mí.
—No, los hombres somos prácticos, y yo tengo ropa en mi apartamento.
—Yo también tengo mis cosas adonde mamá, pero dudo caber en uno de los pantalones que tengo allá —me excuso.
—Pronto volverán a quedarte —me anima Rose.
—Quien sabe, ¡siento que voy a quedar gorda!
—Con unos meses en el spa y trabajo duro en el gym lo solucionamos —me asegura ella.
—No quedarás gorda, quedarás curvilínea, y yo no presentaré queja contra eso —me dice Patrick riéndose—. Es más, ¡pienso sacarle provecho!
—Bueno, señora Dormán, ¡hora de irnos!, hay un itinerario que cumplir —dice Patrick viendo su reloj.
—¡No nos extrañes! —le pido a Rose, despidiéndome con un beso en la mejilla.
—No lo haré señora Dormán —me responde animada—. ¡Pienso ir de vacaciones a la playa! —dice abrazándome.
—Sí, en año nuevo —coincido con ella—. ¡Y con nosotros!
Greg regresa a ver si no faltan maletas por cargar y agarra la que Patrick llevaba.
—Bueno, vámonos —vuelve a pedirme Patrick, Agarrando mi cartera y llevándome hacia la puerta.
—Dame mi bolso —le pido.
—No, yo te lo llevo —dice entrelazando nuestros dedos.
—¿Puedes llevarme en brazos? —bromeo, ¡cómo no quiere que cargue nada!
—¡Por supuesto! —Responde, haciendo como si va a cargarme—. ¡Tus deseos son órdenes para mí, señora Dormán!
—¡Ni lo intentes!, que peso por tres —le digo alejándome de él y riendo.
—Me informan en cuánto lleguen —nos pide Rose que nos observa divertida.
—Sí. —decimos Patrick y yo a la vez entrando en el ascensor, Greg nos permite entrar primero y luego entra él.
Ya adentro, coloco una mano sobre mi vientre porque a las nenas les gusta el relajo y hoy particularmente han amanecido bailarinas.
—¿Te lastimé? —me pregunta Patrick, preocupado.
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El DESTINO Y SUS JUEGOS - JUGADA INESPERADA
RomanceIsabella con el corazón roto y dos bebes en su vientre tiene que tomar fuerzas para continuar con su vida, ¿qué sucederá? 1. Va a ir con Alexander y a contarle de que también está embarazada y en su caso con partida doble. 2. ¿O decidirá continuar c...