CAPÍTULO 1 - POR: Patrick Dormán.

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Mientras espero a que Isabella termine de pasar consulta, aprovecho el tiempo y me pongo a revisar y a contestar unos correos desde el teléfono, cuando de repente veo entrar y salir a toda prisa unas enfermeras y a un enfermero en el consultorio de la doctora Carter, sin que pase mucho tiempo una de las enfermera sale y dice.

—Familiares de Isabella Johnson.

De inmediato me acerco a ella y le pregunto.

—¿Le pasó algo a Isabella?

—Usted debe de ser el novio —asume ella—. La señorita Johnson tuvo un desmayo, ya la han atendido y ha vuelto en sí, pero está débil.

—¿Pero está bien, puedo verla? —le pregunto preocupado.

—Sí, entre —me responde, haciéndose a un lado.

Sin que me lo repita, entro en el consultorio y veo a Isabella que está recostada en la camilla, con una mano en la frente.

—¿Qué te pasó? —le pregunto, llegando hasta adonde ella.

Al parecer, mi tono refleja más preocupación de la debida, porque la doctora me contesta en seguida con tono condescendiente.

—Señor Dormán, no se preocupe, ¡la Señorita Johnson estará bien!, solo fue un pequeño desmayo —trata de tranquilizarme—. ¡En su estado son normales!

—¿Otro desmayo? —le pregunto a la doctora, viendo a Isabella—. ¿Te sientes bien, que te pasó? —vuelvo a preguntarle a Isabella.

Ella se cubre el rostro y con vos queda me dice.

—¡Estoy embarazada! —y de inmediato rompe a llorar, la abrazo por instinto.

—Shiii, ¡todo estará bien!, no te preocupes —le pido, sin saber cómo voy a cumplirle con eso, ¡un embarazo no es algo con lo que yo sepa lidiar!

—Los voy a dejar un momento a solas —nos dice la doctora—. Voy a ver cómo van con el resultado de los otros exámenes —nos comenta, saliendo de la habitación.

—¿Qué voy a hacer Patrick? —me pregunta llorando—. ¡Te juro que no lo sabía! —me asegura afligida, y con sus ojitos llenos de terror.

—Cálmate, ¡no te pongas así! —le pido, pensando en que la pobre ni siquiera sabe de la boda del imbécil de Black—. No tienes que preocuparte, lo importante es que estás bien y que tu bebé esté bien. —trato de tranquilizarla, ¡creo que esto es lo que tendría que decirse en estos casos!

—¡Pero él va a ser padre de otro niño, y con otra mujer! —me repite ella—. Lo alejé de mí, porque no podía separar a un niño de su padre, ¡no importa en la forma en que lo hayan concebido! —se lamenta llorando—. ¡Y ahora resulta que yo también estoy embarazada!, ¡esto tiene que ser una broma!, —comenta con sarcasmo, pero sin dejar de llorar—. ¿Por qué me pasa esto a mí?, ¡yo era su novia!, ¡íbamos a casarnos!, y esta noticia nos habría hecho muy felices.

La pobre está totalmente quebrantada, ¡y no es para menos!

—¡Quisiera tener una respuesta para darte!, y lo único que te puedo decir, es que estoy aquí si te sirvo para algo, y que te voy a apoyar en lo que necesites y decidas hacer —le respondo.

—Gracias —dice cerrando los ojos—. Por mi culpa, mi hijo va a crecer sin un padre a su lado, ¿qué le voy a decir cuándo crezca?, ¡Alexander ya hasta podría estar casado con Eliana! —me comenta, sin tener idea de la certeza de sus palabras.

—No pienses en eso —le pido—. Por ahora concéntrate en que tienes que estar bien, para que el bebé lo esté también.

Abren la puerta y entra un enfermero empujando una silla de ruedas.

El DESTINO Y SUS JUEGOS - JUGADA INESPERADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora