CAPÍTULO 19 - POR: Patrick Dormán

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¿Hola cielo, estás bien?

     Si amor, he sobrevivido a una noche de mimos.

¿De mimos?

     Sí, trajeron el spa al apartamento, nos pusimos mascarillas faciales, nos arreglamos las uñas de las manos y de los pies, ¡y hablamos sobre las inclemencias del tiempo!

¡Wow!, que plática tan profunda, y yo preocupado de que te hubieran llevado a algún bombero o piloto, ¡semi encuerado!

     Nada que ver, todas estábamos en pijama, y a ti, ¿te llevaron a alguna enfermera o gatúbela en cueros?

No, nos fuimos al hotel a tomar un par de tragos, jugamos un rato al billar y hablamos sobre las alzas y bajas en las criptomonedas

     Wow, ¡qué temas de conversación tan varoniles!

¡Así somos los hombres!, ¿quieres que vaya por ti?, y nos fugamos a algún hotel.

     Dudo que mis centinelas te dejen entrar o me dejen salir, se han quedado a dormir en la sala

¿En serio?, ¡vaya que están locas!

     Y mucho, así que nos vemos hasta mañana, ¡procura descansar!

Tu igual, les envío un beso a cada una.

     ¿De las chicas?

No amor, ¡a las niñas y a ti!

     Mm... mis ternuritas ya se estaban poniendo en alerta.

Tranquilízalas, mis besos solo son para ustedes.

     Bueno, intentaré dormir o pareceré mapache mañana.

¡Un mapache muy lindo!, intentaré dormir también, sueña conmigo.

     ¡Noches amor!

Noches cielo.

Pongo el teléfono en la mesita e intento dormir.

Estoy listo para la boda, prácticamente esperando que la novia venga, para entretenerme doy un paseo por el salón en que se realizará la recepción, todo está perfecto, me asomo al ventanal y veo hacia afuera e incluso el día es perfecto.

Regreso mi atención al salón y aprecio los detalles, han decorado con flores blancas, salmón y rosadas, en la parte de enfrente hay una mesa, y las sillas en donde nos sentaremos Isabella y yo, también hay globos en color plata y dorados.

—Ahí viene la novia, ahí viene la novia —escucho que todos gritan.

—Vamos, ve a colocarte al frente —me pide mamá, apurándome.

Y llevándome hacia el altar, ¿el altar?, la gente de inmediato se acomoda en las sillas, ¡hay varias personas a quienes no conozco!, «¡tienen que ser conocidos de Isabela!», me digo avanzando por el camino. Al frente listo para oficiar la ceremonia, está Antonio, el encargado de los asuntos legales de la familia y de la empresa.

Comienza a sonar la marcha nupcial y las puertas se abren, ella viene del brazo de su papá, y se ve hermosa, el vestido que lleva puesto es color salmón y cruzado en la parte de los pechos; a partir de ahí es vueludo y le llega un poco debajo de las rodillas, ¡se puso zapatos de tacón a juego con el color del vestido!

¿Qué acaso no le incomodan?, me mira y sonríe, los invitados la observan y la saludan, ella les sonríe, pero pronto vuelve su atención hacia mí.

—Te entrego a mi hija, la niña de casa, cuida bien de ella —me pide Richard, colocando la mano de Isabella sobre la mía, la recibo y me la llevo a los labios.

El DESTINO Y SUS JUEGOS - JUGADA INESPERADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora