CAPÍTULO 28 - POR: Alexander Black.

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Llevo once días de estar aquí, decidí hacer este viaje por dos razones, la primera es porque al siguiente día que llegué, Isabella cumplía años y no quería caer en la tentación de llamarla ni enviarle algún presente.

La segunda razón, es porque Eliana está en su séptimo mes de embarazo y no quiero dejarla sola cuando esté cerca la fecha del parto, está muy feliz con la llegada de la niña, ¿y por qué negarlo?, ¡me siento igual!, amo cuando patea sobre mi mano, o cuando me acuesto junto a Eliana.

Y eso no significa que me haya olvidado del sacrificio que he tenido que hacer por amor a ella, pero es mi hija, ¡y sé que vale la pena!

El trato con los García está por cerrarse y pronto podremos abrir operaciones aquí en Argentina, espero regresar a casa a más tardar el miércoles, ¡ya me hacen falta esas pataditas!

Milton entra en mi despacho e indeciso me dice.

—Señor Black, hay algo de lo que tiene que enterarse, desconozco si ya lo sabe.

Me sorprende verlo nervioso porque él no es así.

—¿Qué ocurre Milton?, dímelo —le pido intentando no demostrarle mayor interés.

—Es sobre la Señorita Johnson —eso capta de inmediato mi atención.

—¿Qué ocurre con ella? —le pregunto.

—Tiene que ver esto —me dice entregándome su tablet.

Reviso el artículo y habla sobre la boda de Rick con Irina, la prima de Isabela, «Genial, ¿y eso porque tendría que importarme?», me pregunto en mis adentros y se lo externo a Milton.

—Es la prima de Isabella, ¿Y? —le pregunto.

—Lea más abajo por favor —me pide.

Hago lo que me pide y me encuentro con la nota en el artículo que dice.

Entre los invitados figuran los recién casados, Patrick Dormán, CEO de la cadena Hotelera Hill, INC y la talentosa y elegante arquitecto Isabella Johnson, ahora también Dormán, quien es la CEO de JB Architecture Studio.

Debajo de la nota, hay una fotografía de Patrick y de Isabella juntos, solo son sus rostros, pero los ojos de ella, ya sea en grande o en pequeño, en vivo o en una fotografía, provocan el mismo efecto en mí.

—¿Qué mierda es esta? —le pregunto a Milton, sintiendo como me tiemblan las manos y se me calienta la sangre.

—La señorita Johnson se casó con el señor Dormán —me responde.

¡No puede ser!, Isabella, casada tan pronto con otro, la rogué por más de año y medio para que nos casáramos y siempre puso un pretexto, ¡y hoy se ha casado con tan solo siete meses que llevamos separados!

—¿Has confirmado esta información? —le pregunto a Milton, sin voltear a verlo.

—Sí, señor, se casaron el nueve de diciembre en la casa familiar del señor Dormán en Vancouver.

—¿Un día después de su cumpleaños? —le pregunto impactado.

—Sí señor Black, al siguiente día —me confirma en voz baja.

—¿Por qué Benjamín no me dijo nada? —me pregunto en voz alta.

—Es hermano del señor Dormán —me responde Milton como justificación.

—¡Y era mi amigo! —le digo cabreado—. ¡Déjame solo! —le pido.

—¿Va a estar bien? —me pregunta, el muy idiota, me deja caer semejante bomba, y me pregunta si voy a estar bien, «¿Qué cree que me dio?, el pronóstico del tiempo», me digo en mis adentros.

El DESTINO Y SUS JUEGOS - JUGADA INESPERADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora