CAPÍTULO 24 - POR: Isabella Johnson.

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—¿Quién tiene un jefe sangrón? —me pregunta dándome un beso en los labios.

—¡Yo!, es que según mamá, no trabajaría esta semana —le digo riendo.

—Estoy seguro de que podrías llegar a algún acuerdo con él —sugiere, y luego le dice a mamá—. ¡Ya con convencerla de que se quede de una vez para las vacaciones fue ganancia!

—¡No quiero retrasar la entrega del proyecto!, además las nenas podrían querer salir de un momento a otro, y eso significaría que esté fuera de base por varios días.

—¡Ven que no necesita a un jefe sangrón! —comenta haciendo un gesto de negación.

Los presentes se ponen a reír y comenzamos a platicar sobre la fiesta de Irina y algunos de sus invitados, no le cuento a nadie sobre el dolor que sentí cuando me levanté, porque son capaces de hacerme ir de inmediato al hospital.

El resto de la mañana pasa entre rizas y bromas, cuando papá, Erick y Patrick salen nuevamente al jardín, subo a mi habitación a buscar unos documentos de JB, pronto tendré que independizarla y sacarla del edificio de Blacks.

En una gaveta encuentro viejas fotografías de la universidad, en donde estamos con las chicas de la facultad, sentadas sobre la hierba en la zona verde, ¡estamos disfrutando un frozen de café!

Voy pasando cada una, hasta que llego a unas en donde estoy con Alexander, en alguno de tantos paseos que dimos o algún evento al que asistimos, esta es la que nos tomamos el día de la boda de Erick, y esta es la que nos tomamos para la boda de Damon con Marian.

¡Éramos tan felices!, que si alguien nos hubiera dicho que terminaríamos casados con otras personas, nos habríamos reído de lo imposible que eso parecía en aquel momento. Y eso lo único que hace es confirmarnos, que la vida y el destino tiene sus propios planes para cada uno de nosotros.

En esta otra fotografía estamos para mi graduación de la maestría, y en esta otra estamos en Cristina, cada fotografía guarda un lindo recuerdo de ese gran amor que se quedará en mí para siempre. Posiblemente algún día pueda verlo como solo un recuerdo, pero ahora mismo, tengo un mega nudo en la garganta, y no puedo evitar que se me escapen algunas lágrimas.

Separo las fotografías y guardo en las que estoy con él, las meto en un sobre y las dejo en la última gaveta, ¡ahí en el fondo!, no puedo estar viéndolas, ¡y continuar llorando por algo que no pudo ser!, cuando mi esposo está allá abajo, al pendiente en cada segundo de mi bienestar.

Dejo los documentos adentro del sobre, y los coloco en la primera gaveta, ahí en donde no me cueste encontrarlos cuando los necesite, luego voy al baño y me lavo el rostro para que no se me note que he llorado, incluso me aplico un poco de maquillaje y ruego porque nadie se fije.

—¿Qué miran? —le pregunto a Jess y a mamá, que están viendo y comentando algo que ven en el teléfono.

—La noticia de la boda de Irina, ya está en los tabloides de la ciudad

—¿Y qué dice? —le pregunto interesada.

—Comentan sobre la recepción que estuvo de maravilla, les gustó el vestido de Irina, y el comentario más picante es de como una presentadora de televisión, logró amarrar al gran empresario de la aseguradora más grande del país.

—Irina es muy linda, podría haber tenido a un Jeque a sus pies, si lo hubiese querido —les respondo, porque es cierto, ¡no tienen por qué hacerla menos!

Abro las redes en mi teléfono y comienzo a leer por mi cuenta, en una de tantas, me aparece una imagen de Alexander que está con Eliana, en uno de los eventos realizados en el hotel Remwhite, a ella se le ve resplandeciente y feliz., está con su mano sobre el vientre y Alexander le dice algo al oído.

El DESTINO Y SUS JUEGOS - JUGADA INESPERADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora