CAPÍTULO 37 - POR: Isabella Johnson

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—Gracias —susurro abrazando el cuadro—. Angie tiene sus ojitos abiertos y también eran grises.

—Se las tomé en cuanto me permitieron verlos —me comenta Patrick.

—Me has hecho muy feliz, ¡gracias! —le digo nuevamente, besando las tres caritas y vuelvo a abrazar el cuadro.

—Me quedé con una copia —dice mamá—. Tendremos la fotografía de nuestros cuatro nietos en la sala.

—A ese ritmo va a llenar pronto la casa de niños —comenta Rose divertida.

—Sí, a ver cuándo Charlie tiene un hermanito —dice despreocupado papá.

Jess se atraganta con el trago de refresco que tiene en la boca, y Erick la auxilia de inmediato.

—¡Papá! —grita Erick sofocado también.

—¿Qué?, ¡lo siento!, pensé en voz alta —se defiende papá.

Mamá se ríe de los tres y dice:

—Me gustaría tenerlos a todos correteando por la casa, pero Valentina y Mateo, ¡pronto se irán!

—Vamos a venir con más frecuencia —le respondo—. Tengo que trabajar con el profe en el proyecto del sur, y no nos podemos olvidar de Angie —le digo.

—¡Vengan siempre que puedan! —Pide papá—. ¡No se olviden de estos viejos!

Al terminar de comer, regresamos a la sala, solo que en esta ocasión también están mis papás, Jess, Erick y Charlie. Hacemos algunos comentarios sobre las fotografías que están aquí, y nos burlamos en especial de una en donde Erick, con tan solo tres añitos, está en traje de pingüino.

—Quieres que te ayude a acostar a estas preciosuras —me pregunta Jess, meciendo en sus brazos a Valentina.

Charlie y Erick están entretenidos poniendo a funcionar una pista de autos, que le compraron un día de estos y que no habían podido abrir.

Papá está hablando plácidamente con Patrick y con mamá, pero cuando ven que vamos con los bebés, bueno, ¡Rose y Jess los llevan!, se levantan para ayudarme a subir.

—Puedo sola —les aseguro.

—Ni lo intentes —me pide Patrick tomándome en brazos nuevamente y subiéndome él.

—¡Parezco bebé! —me quejo cuando me deja en la habitación.

—Eres mi bebé —responde besándome la nariz.

—Vez que parecen melcochas —nos dice Rose, poniendo los ojos en blanco.

—Ya no lo dices por mi cabello —le respondo acariciándolo.

Cruzamos un par de palabras más al respecto, y Patrick regresa a la sala porque Erick le está hablando en nombre de Charlie.

—Se ve que lo tienes loquito —me dice Jess, riendo aún de nuestras locuras.

—¡Es muy lindo! —le concedo riendo.

Rose acuesta a Mateo en su cunita y dice.

—Lindo, cariñoso, dedicado, guapo y amoroso —enumera cada palabra con sus dedos—. Y está loco por ti —concluye.

—Él también me tiene loca —le respondo, pensando en qué, ¡en serio me vuelve loca de pasión!—. Es mi ancla segura, en medio de todo este torbellino, ¡me da la paz que necesito! —les confieso.

—Te mereces esa paz amiga —me asegura Rose, sentándose en una de las sillas, y palmea en la de la par, para que Jess se siente ahí.

Ella acuesta a Valentina en su cunita, y luego va a sentarse en donde le indicó Rose, yo me siento en el sofá para estar más cómoda.

El DESTINO Y SUS JUEGOS - JUGADA INESPERADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora