Recuerdo el día en que estábamos bromeando con Eliana, sobre como nuestra princesita pierde su corona, cuando saca el aire después de comer.
—Pon cuidado —le pedí, cuando le estaba dando golpecitos en la espalda—. La pones a concursar, ¡y te aseguro que gana!
—¡Las señoritas no hacemos esas cosas papá! —dijo Eliana, hablando por la nena, y fingiendo voz de bebé.
Después de un rato me la dio para que la cargara, y la princesita reafirmó lo que le había dicho a su mamá, ¡ambos reímos con Eliana!
—¡Ves! —le dije riendo.
—Tú sí que dejas en vergüenza a mamá —la acusó Eliana besándola—. Yo queriendo convencer a papá de que eres una princesita de su casa, ¡y tú con lo que sales! —continuó haciéndole mimos y Arianita reía encantada.
Hoy es el cumpleaños de Eliana, y no es precisamente una fecha especial, hace un año, marcó para mí y para mi único y verdadero amor, nuestra separación, si de mí dependiera, pasaría la página y lo ignoraría, pero, ¿cómo hacer eso con la mujer que cada mañana amanece contigo?
Y sobre todo que me ha dado el regalo más grande y especial de mi vida, ¡aunque no lo haya pedido!
Y al parecer a ella tampoco le emocionó mucho, porque no quiso hacer fiesta, dijo que hiciéramos una cena nada más con las personas más cercanas, risiblemente. ¡Eso significan de veinte a veinticinco personas!
Creería que su falta de entusiasmo para querer hacer una fiesta por todo lo alto, como solía hacerla, es a causa de que nuestra relación no ha sido del todo avalada por nuestros conocidos. Muchos de ellos han criticado que cambiara espontáneamente a Isabella por ella; incluso se regó el rumor de que ya éramos amantes desde hace mucho y que le habíamos estado viendo la cara a mi princesa.
Nada más errado que eso, nadie sabe, ni idea tienen que si a una mujer le fui fiel por convicción propia, fue a Isabella, en ella encontraba todo, ¡no necesitaba buscar nada en nadie más!
A la fecha, continuamos encontrándonos con más de algún conocido, que no se entera de que Isabella y yo nos separamos, y no logran disimular su sorpresa cuando se enteran de que ahora Eliana es mi esposa. La pobre, aunque intenta aparentar que no le interesan esas reacciones, sé que en el fondo la dañan.
Recuerdo la vez en que nos encontramos con Alberto y su hija, que había simpatizado mucho con Isabella, la pequeña de tan solo seis años, me preguntó, qué porque no andaba con mi princesa, ocasionó un silencio absoluto, hasta que Alberto lo rompió ofreciéndole alguna chuchería.
Ese día, al llegar al apartamento, Eliana se miraba muy deprimida y no quiso comer, apenas tenía unos meses de embarazo y me preocupó que le afectara. Después de intentar animarla de mil formas, rompió a llorar y se quejó de que no quería vivir a la sombra de Isabella.
Queriendo ser lo más sincero posible, le respondí que Isabella es mi pasado y que muchos de mis conocidos me hacían casándome con ella, que era normal que reaccionaran así, y que no podía reclamarme nada, porque yo siempre le había dado su lugar ante todos.
La pobre lloró un par de horas más, pero no ha vuelto a hacerme un drama, en los seis meses que tiene Arianita, no hemos tenido muchas salidas, siempre que le propongo que vayamos a algún evento, pone de excusa que no quiere dejar sola a la niña, más me parece que lo que no quiere es exponerse a habladurías.
Como una tortura personal, me pongo el mismo par de gemelos que llevaba un día como hoy hace un año.
—¿Qué te parece? —me pregunta Eliana mostrándome el escote de su vestido
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El DESTINO Y SUS JUEGOS - JUGADA INESPERADA
RomanceIsabella con el corazón roto y dos bebes en su vientre tiene que tomar fuerzas para continuar con su vida, ¿qué sucederá? 1. Va a ir con Alexander y a contarle de que también está embarazada y en su caso con partida doble. 2. ¿O decidirá continuar c...