nueva presencia atrae celos

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Capítulo 5:




El amanecer en Mónaco trajo consigo un aire fresco de anticipación. El bullicio del paddock comenzaba temprano, con equipos preparándose para el próximo Gran Premio. Natasha, ahora más integrada en este mundo de velocidad y glamour, se sentía más cómoda caminando entre los pilotos y el personal.

Mientras tomaba un café junto a Max y Checo en la zona de descanso de Red Bull, un rumor comenzó a circular. Williams había fichado a un joven piloto prometedor: Franco Colapinto, un argentino con gran proyección. La noticia era la comidilla del paddock, ya que la entrada de un nuevo talento siempre sacudía el ambiente.

-Franco Colapinto, ¿eh? -comentó Checo, tomando un sorbo de su café-. He oído que es muy talentoso.

Max asintió, pensativo.

-Sí, lo he visto correr en categorías menores. Tiene mucho potencial. Será interesante ver cómo se adapta a la Fórmula 1.

Natasha observaba con curiosidad mientras la conversación giraba en torno al nuevo piloto. No tardó mucho en enterarse de que Franco estaba en el paddock, siendo presentado oficialmente por Williams.

-Natasha, ¿quieres venir a conocerlo? -preguntó Max, levantándose de su asiento-. Es bueno hacer nuevas conexiones.

Ella asintió, siguiéndolo mientras se dirigían al garaje de Williams. Al llegar, Franco estaba rodeado de periodistas, pero cuando Max se acercó, Franco sonrió y estrechó su mano.

-Max, ¡qué placer conocerte! -dijo Franco con entusiasmo, con un marcado acento argentino-. Soy un gran admirador.

-Igualmente, Franco. Bienvenido a la Fórmula 1. Este mundo es intenso, pero estoy seguro de que te adaptarás rápidamente. Por cierto, esta es mi hermana, Natasha -dijo Max, presentándolos.

Franco dirigió su atención a Natasha, su mirada cálida y curiosa.

-Encantado de conocerte, Natasha. Es un honor estar aquí y conocer a todos ustedes.

Natasha le devolvió la sonrisa, notando la sinceridad en sus palabras.

-El placer es mío, Franco. Felicidades por tu ingreso a la Fórmula 1. Estoy segura de que harás un gran trabajo.

Mientras la conversación continuaba, Franco no podía evitar dirigir miradas furtivas hacia Natasha. Había algo en su presencia que lo intrigaba, su mezcla de elegancia y fortaleza lo atraía de una manera que no esperaba.

Más tarde, mientras Max y Checo se reunían con sus ingenieros, Natasha decidió explorar un poco más del paddock. Fue entonces cuando Franco se le acercó nuevamente.

-Che, Natasha, ¿te molesta si te acompaño? Todavía me estoy adaptando a todo esto, y sería genial conocer más del paddock con alguien que ya lo tiene claro -dijo Franco, con una sonrisa amistosa.

Natasha, sintiéndose cómoda con él, asintió.

-Claro, me encantaría. Es un lugar fascinante, aunque puede ser abrumador al principio.

Mientras caminaban juntos, Natasha notó lo fácil que era hablar con Franco. Compartían historias, y Franco le habló de su experiencia en las categorías menores, su amor por las carreras y sus sueños en la Fórmula 1.

-Y vos, Natasha, ¿cómo es estar en este mundo tan de cerca? -preguntó Franco, genuinamente interesado.

-Es intenso, pero también emocionante. Aunque no corro, estar aquí con Max y ver todo lo que implica este deporte es increíble. -respondió ella

Franco la miró con comprensión.

-si como todo en esta vida, no?.

Natasha sonrió, agradecida por su amabilidad.

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