felices

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Capítulo 92:

La fiesta seguía llena de energía y alegría. Mientras los pilotos bromeaban entre ellos y Natasha recibía las felicitaciones de todos, Charles se acercó a Max y le dio un abrazo, agradeciéndole por la sorpresa.

-Max, no sé cómo agradecerte esto. De verdad, tu apoyo significa el mundo para Natasha y para mí. -dijo Charles, con la voz sincera.
Max le sonrió, dándole un leve golpe en el hombro.

-Sabes que siempre estaré aquí para ustedes. No tienes que agradecerme, Charles. La familia se cuida entre sí. -respondió Max, con su típica actitud relajada pero llena de cariño.
Por otro lado, Natasha se sentó en un sillón cercano, descansando por un momento, mientras los demás se acercaban a Alexander. Katherine estaba sentada junto a su mamá, mostrándole a todos lo emocionada que estaba de ser la hermana mayor.

Checo, siempre amable, se acercó a Natasha y se agachó para mirar al bebé.

-Me alegra mucho verlos tan felices. -dijo Checo, sonriendo al pequeño. Luego, levantó la mirada hacia Natasha y agregó: - Y créeme, lo más difícil ya pasó. Ahora, solo queda disfrutar de cada momento con él.
Natasha sonrió, sintiendo una inmensa paz por dentro.

-Tienes razón, Checo. Lo más difícil ya pasó. Ahora, solo tenemos que disfrutar de esta nueva etapa y ser felices. -respondió, mirando a Alexander con ternura.

Franco, quien había estado haciendo reír a todos con sus bromas, se acercó a Natasha con una copa en la mano.

-¿Sabías que todos los campeones del mundo tuvieron momentos difíciles antes de llegar a la cima? Creo que ya sabes lo que te quiero decir.
Este bebé es una nueva victoria para ti. -dijo Franco, levantando la copa en un brindis simbólico.
Todos aplaudieron y levantaron sus copas, celebrando el momento. Natasha se sintió profundamente agradecida por tener amigos tan cercanos, que no solo la habían apoyado en los momentos complicados, sino que ahora celebraban con ella la llegada de su hijo.

Max, con una mirada llena de complicidad, se acercó a Natasha, quien ya comenzaba a sentirse más relajada y cómoda en medio de la celebración.

-Sabes, hermana, siempre quise que esta familia tuviera una historia feliz. Hoy, viendo todo esto, siento que finalmente lo estamos logrando. -dijo Max, mirando a Alexander con una sonrisa llena de amor.

Natasha, tocando la mano de Max con cariño, asintió.

-Lo hemos logrado, Max. Y es solo el principio. -respondió, mirando a su hijo y luego a todos los presentes.

A lo lejos, Charles, Checo, Carlos y Lando conversaban sobre carreras, pero no podían evitar voltear hacia Natasha, que, rodeada de su familia y amigos, irradiaba una paz que no se había visto en mucho tiempo. Cada gesto, cada sonrisa, parecía confirmar que estaban en el camino correcto.

Katherine, emocionada, levantó la voz de repente.

-¡Voy a ser la mejor hermana mayor! -exclamó, y todos rieron, sabiendo que sus palabras eran ciertas.

La noche continuó entre risas, historias y brindis. La alegría en la casa de Natasha y Charles era palpable, como un recordatorio de que, aunque el pasado había sido difícil, el futuro estaba lleno de amor y esperanza. Todos sabían que, como familia, serían capaces de enfrentar cualquier cosa.

Y mientras la fiesta seguía, Natasha, con Alexander en sus brazos y rodeada de su familia, sintió que, por fin, las cicatrices del pasado se desvanecían, dejando espacio solo para la felicidad y el amor.

La fiesta había llegado a su fin. Los amigos de Max se despidieron uno a uno, y aunque la casa había estado llena de risas y alegría, ahora se sentía tranquila, como si todo el amor de la noche se hubiera quedado impregnado en cada rincón. Max, con una sonrisa satisfecha, abrazó a Natasha y le dio un beso en la mejilla.

-Me alegra ver que todo salió tan bien hermana. Recuerden, lo que necesiten, solo llamen. -dijo Max, con su tono relajado, pero lleno de cariño. Luego, se despidió de todos y salió por la puerta, dejando un rastro de tranquilidad.

Katherine, también cansada pero feliz, subió a su habitación después de abrazar a sus padres. Al acostarse, sus sueños estaban llenos de la emoción de ser la hermana mayor, imaginando todo lo que haría con su pequeño hermano.

Natasha, finalmente, subió a la ducha, sintiendo que la calma se instalaba en su cuerpo después de un día tan lleno de emociones. Mientras tanto, en la habitación, Charles acunaba a Alexander con delicadeza, sus ojos fijos en el pequeño que dormía tranquilamente en sus brazos.

El sonido del agua corriendo desde el baño llenó la casa, pero fue el suave susurro de Charles lo que rompió el silencio cuando Natasha salió de la ducha, envuelta en una toalla.

-Estás hermosa, mon amour. -dijo Charles, mirándola con una mezcla de admiración y ternura. La forma en que sus ojos se posaron sobre ella reflejaba lo mucho que la amaba, no solo como la madre de sus hijos, sino como la mujer que había estado a su lado en todo.

Natasha, aún con el vapor del baño en su piel, sonrió al escuchar las palabras de Charles. Se acercó a la cuna de Alexander y lo miró, mientras Charles se acercaba lentamente.

-Yo también me siento feliz, amor, Todo esto... lo que tenemos ahora, lo que hemos creado. -respondió, su voz suave y llena de emoción.

Charles, aún sosteniendo a su hijo, caminó hacia Natasha y, sin decir palabra, la abrazó, sintiendo la calidez de su cuerpo, la paz que ambos compartían en ese momento. La vida había sido difícil, pero todo eso parecía tan lejano ahora, con su familia reunida.

-Soy el hombre más afortunado del mundo. -susurró Charles, mirándola a los ojos, con una sinceridad profunda. - Tienes una belleza que va más allá de lo físico, Natasha. Es esa luz que te hace brillar, esa fuerza que admiro tanto.

Natasha, tocando su rostro con delicadeza, lo miró con un amor que no necesitaba palabras. Sin decir nada más, sus labios se encontraron en un beso suave, lleno de todo lo que habían vivido y de lo que ahora compartían.

Después del beso, Natasha descansó su cabeza en el pecho de Charles, mientras él seguía acariciando su cabello.

-Sé que no será fácil siempre... -comenzó Natasha, con una voz tranquila, pero segura-. Pero mientras estemos juntos, sé que podemos con todo.

-Lo sé. Y siempre estaremos juntos. -respondió Charles, apretándola un poco más en su abrazo.

En ese momento, ambos sabían que había mucho por recorrer, pero con el amor y la unidad de su familia, estaban listos para enfrentarlo todo. La calma de la noche les envolvía, mientras Alexander dormía plácidamente en su cuna, símbolo de un futuro lleno de esperanza y amor renovado.



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