un varoncito

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Capítulo 83:

Han pasado varios meses desde aquel día con Alessandra, y el beso que había dado no había salido a la luz. Charles, aunque había intentado dejar todo atrás, no podía evitar sentir un peso sobre sus hombros. Decidió no contarle nada a Natasha, no quería poner en peligro lo que tenían. La amaba demasiado como para arruinarlo, especialmente ahora que esperaban un hijo. En su mente, lo mejor era seguir adelante y proteger a su familia, aunque a veces la culpa lo acechaba.

El día llegó: finalmente iban a saber el sexo del bebé. Natasha, llena de emoción, había estado esperando este momento durante semanas. Charles, por su parte, compartía su entusiasmo, pero había algo en su interior que aún lo mantenía inquieto. Aun así, estaba decidido a disfrutar de este momento junto a Natasha y Max, quien también estaba emocionado por la noticia.

Cuando entraron a la consulta, la doctora sonrió al ver la pareja tan ansiosa. Natasha, con la mano de Charles en la suya, miraba expectante la pantalla del ultrasonido. Max estaba sentado junto a ellos, con los ojos brillando de curiosidad, y Katherine, que había acompañado a sus papás, estaba sentada en su regazo, jugando con su muñeca mientras también prestaba atención.

-Aquí está, el momento que todos estábamos esperando -dijo la doctora, señalando la imagen en la pantalla. -Parece que tendremos... un niño.

La sonrisa de Natasha se extendió rápidamente por todo su rostro, y no pudo contener un grito de alegría. Charles la abrazó con fuerza, sonriendo ampliamente. Max, que estaba a su lado, saltó de su asiento, sin poder contener su emoción.

-¡Es un niño! -exclamó Max, levantándose para abrazar a su hermana y luego a Charles. -¡Un nuevo Verstappen en la familia! Estoy seguro de que le enseñaré todo sobre la Fórmula 1. ¡Este chico va a estar corriendo por el mundo!

Natasha se rió, feliz de ver a su hermano tan emocionado, mientras Charles sonreía también, aliviado y contento. Por fin, la familia tenía un nuevo miembro, y ese bebé era muy esperado y querido por todos.

Pero la emoción no solo se reflejaba en los adultos. Katherine, que había estado observando el ultrasonido con una mezcla de curiosidad e ilusión, saltó de su asiento en cuanto escuchó la noticia.

-¡Voy a ser hermana mayor! -gritó, levantando los brazos al aire con una gran sonrisa. Se acercó rápidamente a su mamá, abrazándola con fuerza-. ¡Mamá, voy a tener un hermano! ¡Voy a cuidar de él!

Natasha la abrazó con ternura, acariciando su cabello.

-Sí, cariño, vas a ser la mejor hermana mayor -le dijo, con los ojos llenos de emoción. Katherine no paraba de sonreír, ya imaginándose cómo sería tener a su hermanito en casa para jugar con él, cuidarlo y hacerle compañía.

Charles, que miraba a su hija con orgullo, también se agachó para abrazarla.

-Vas a ser increíble como hermana mayor, Katherine -dijo, mientras ella lo abrazaba con fuerza, feliz de saber que su pequeño hermanito llegaría pronto.

Max, observando a su sobrina tan emocionada, bromeó con una sonrisa.

-No te preocupes, Katherine, yo también seré un buen tío. Le enseñaré todo lo que sé -dijo, guiñándole un ojo, y haciendo reír a la pequeña.

El ambiente estaba lleno de alegría. Max seguía imaginando cómo sería enseñar todo a su sobrino, mientras Natasha, con el corazón lleno de amor, pensaba en todo lo que el futuro les deparaba como familia.

-Será increíble -dijo Natasha, acariciando su vientre-. Tendremos un pequeño Verstappen que hará historia.

Charles, al escucharla, sonrió. En ese momento, todo lo que había pasado en los meses anteriores parecía quedar atrás. La preocupación por lo que había sucedido con Alessandra, por sus propios miedos y dudas, se disipó por un instante mientras veía la felicidad en los ojos de Natasha, Max y Katherine. Todo lo que importaba ahora era el bebé y la vida que compartían juntos.

Mientras salían de la consulta, Max seguía emocionado, imaginando todo lo que podría enseñarle a su sobrino. Natasha tomaba la mano de Charles con ternura, sintiendo que todo estaba bien, por fin.

Aunque el futuro era incierto, por un momento, se sintieron más unidos que nunca, dispuestos a enfrentar todo lo que viniera como una familia.

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