Capítulo 32:
La noche de la fiesta había llegado, y el ambiente estaba lleno de luces, música y risas. Los pilotos se relajaban y disfrutaban del momento, dejando a un lado por un rato las tensiones de la pista. Max llegó temprano, saludando a algunos colegas y amigos, y no pasó mucho tiempo antes de que todos empezaran a hablar de su hermana, Natasha, quien llegaría en cualquier momento.
Entonces, la puerta se abrió, y Natasha entró al salón. Todos se giraron hacia ella. Llevaba un vestido negro elegante que resaltaba su figura y su confianza, con un maquillaje sutil que realzaba su belleza natural. Caminaba con paso seguro, sonriente, y el salón entero pareció detenerse por un segundo.
Charles, que estaba en una conversación con algunos amigos, alzó la vista y se quedó sin palabras. Su mirada quedó clavada en Natasha, incapaz de disimular la admiración y la nostalgia que sentía. No podía apartar los ojos de ella. Las memorias de sus momentos juntos regresaron de golpe, y aunque sabía que su historia había terminado, no podía evitar sentir esa punzada de arrepentimiento.
Mientras tanto, Franco, quien también estaba en la fiesta, no perdió tiempo en acercarse a Natasha. Se abrió paso entre los demás y, al llegar a su lado, le sonrió con una chispa en los ojos.
-Vaya, Natasha, debo admitir que te ves... impresionante -le dijo Franco, con una sonrisa sincera mientras le ofrecía su brazo para que lo acompañara.
Natasha le devolvió la sonrisa, agradecida por su gentileza y apoyo. A lo largo de las semanas, Franco se había convertido en alguien importante en su vida, y ahora, disfrutaba de su compañía sin reservas.
Charles los observaba a lo lejos, sintiendo cómo la mezcla de celos y tristeza se apoderaba de él. Ver a Natasha reír con Franco, sin ninguna preocupación, le recordaba lo que había perdido. Sabía que había sido su error, y que ya era demasiado tarde, pero aún así, el dolor era inevitable.
Durante la noche, Charles intentó disimular su incomodidad, pero a cada instante su mirada se desviaba hacia Natasha y Franco. Natasha, consciente de la tensión en el aire, decidió ignorarlo. La presencia de Franco a su lado le daba la confianza y tranquilidad que tanto necesitaba.
Finalmente, Franco la llevó a la pista de baile, donde ambos se dejaron llevar por la música. Natasha se sentía libre y feliz, dejando atrás las sombras del pasado. Charles los miraba en silencio, aceptando que, quizás, había llegado el momento de soltarla de verdad.
La fiesta continuó, y Natasha, por primera vez en mucho tiempo, se sintió en paz. La compañía de Franco y el apoyo de su hermano la llenaban de fortaleza, y ahora, sabía que el futuro le tenía preparadas muchas cosas buenas.
Natasha caminó hacia el baño, intentando calmarse. La noche estaba siendo más intensa de lo que esperaba; aunque había intentado disfrutar de la fiesta, las miradas insistentes de Charles la ponían cada vez más incómoda. Se detuvo unos momentos en el pasillo vacío, tomando un respiro profundo, pero de pronto escuchó unos pasos detrás de ella.
-Natasha -la voz inconfundible de Charles rompió el silencio, y al voltear, lo vio acercarse con una mezcla de desesperación y emoción en sus ojos.
Ella dudó, sin saber si debía quedarse o seguir su camino, pero él ya estaba junto a ella.
-Charles, por favor... -empezó Natasha, tratando de mantener la distancia emocional que tanto le había costado construir.
-No, Natasha, por favor escúchame. No puedo seguir fingiendo que esto no me afecta. Cada vez que te veo con él, con Franco, siento que me estoy volviendo loco -admitió, y su voz tembló levemente, dejando ver la intensidad de sus emociones-. Los celos... es como si no pudiera controlarlos.
-eres mía y yo como estúpido te perdí, no puedo dejar que seas de el me vuelvo loco.
Natasha lo miró en silencio, viendo el conflicto en sus ojos. Aún lo amaba, pero el dolor de la traición seguía siendo profundo.
-Charles, esto no tiene sentido. Tú elegiste otra cosa, tú tomaste tus decisiones -respondió Natasha, con la voz suave pero firme-. No puedes esperar que yo me quede aquí, esperando a que decidas si me quieres o no.
Él asintió, claramente afectado.
-Lo sé, y créeme, me arrepiento cada segundo. No sabes cuánto te necesito. Lo arruiné todo y daría cualquier cosa por arreglarlo. Solo dime que aún hay una posibilidad, que algún día podré recuperar tu confianza -pidió, sus ojos buscando desesperadamente algún indicio de esperanza en ella.
Natasha bajó la mirada, sintiendo cómo su corazón luchaba entre lo que sentía y lo que sabía que era mejor para ella.
-No puedo darte esa respuesta, Charles. Aún estoy intentando curarme, intentando entender cómo seguir adelante después de todo lo que pasó -dijo finalmente, y se apartó suavemente-. No quiero verte sufrir, pero tampoco quiero que me pongas en esta situación una y otra vez.
Charles suspiró, sus hombros cayendo un poco, derrotado.
-No sé cómo hacer esto, Natasha. Pero no quiero perderte. Haré lo que sea necesario -respondió, su voz quebrándose levemente. A pesar de su dolor, Natasha supo que él también estaba luchando con sus propios errores y arrepentimientos.
-Entonces empieza por dejarme ir -respondió ella con suavidad, y sin esperar respuesta, se giró y volvió a la fiesta, dejando a Charles solo en el pasillo, viendo cómo la persona que amaba se alejaba cada vez más de su
Alcance.

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CORAZONES EN LA PISTA
Fiksi RemajaEn el apasionante mundo de la Fórmula 1, donde cada segundo cuenta y la velocidad lo es todo, Natasha Verstappen regresa tras años de ausencia para reencontrarse con su hermano, Max Verstappen. Pero su regreso al paddock no es solo por nostalgia; Na...