Capítulo 50:
El día antes de la boda, el aire estaba cargado de emociones. Las últimas horas antes de que Natasha y Charles comenzaran su nueva vida juntos estaban llegando, y la familia Verstappen, aunque emocionada, no podía evitar sentir que algo grande estaba por suceder. Max, como siempre, había estado a su lado en cada paso, pero hoy, más que nunca, sentía la necesidad de estar con su hermana antes de que todo cambiara.
Natasha se encontraba en su habitación, rodeada de los preparativos finales, pero en ese momento, cuando vio a Max entrar, todo parecía calmarse. Ella sonrió al verlo, pero notó que había algo en sus ojos que no podía dejar de notar.
-Max, ¿estás bien? -le preguntó con una sonrisa, mientras se sentaba en el borde de la cama.
Max, un poco nervioso, se acercó a ella, y sin decir mucho, sacó un pequeño estuche de su bolsillo y se lo entregó. Natasha lo abrió lentamente, curiosa.
Dentro del estuche, brillaba una diadema delicada, muy parecida a la que Natasha solía usar cuando era niña, pero ahora mucho más refinada, con detalles de plata y pequeñas piedras brillantes que le daban un toque elegante.
Natasha se quedó sin palabras por un momento, observando el regalo con los ojos vidriosos.
-Max, esto... esto es la diadema que usaba cuando era pequeña -dijo, con una emoción que apenas podía contener. La diadema que siempre le había dado su madre, la que representaba tantas memorias y momentos de su niñez.
Max sonrió suavemente, su rostro mostrando una mezcla de cariño y nostalgia.
-Quería que la tuvieras de nuevo, pero en algo más especial, más a tu tamaño. Eres mi hermana, Natasha. Siempre lo serás. No importa lo que pase, siempre estaré aquí para ti, y quiero que tengas algo que te recuerde lo que eres para mí. La niña que siempre he querido proteger, pero ahora, una mujer fuerte que está tomando sus propias decisiones.
Natasha no pudo evitar derramar una lágrima, sintiendo la calidez y el amor que su hermano siempre le había dado. Con cariño, colocó la diadema en su cabeza, y miró a Max con una sonrisa llena de gratitud.
-Gracias, Max. Significa tanto para mí. -Se acercó a él y lo abrazó con fuerza-. Siempre seré tu pequeña, no importa lo que pase.
Max la abrazó de vuelta, estrechándola con la fuerza de quien no quiere soltar a su hermana nunca. Sabía que el día siguiente marcaría un antes y un después en sus vidas, pero en su corazón, había algo seguro: a pesar de todo el cambio, su conexión con Natasha nunca se rompería.
-Te quiero, hermana. Te deseo lo mejor en este nuevo camino. Charles es afortunado de tenerte, y yo también lo soy. -Sus palabras fueron sinceras, cargadas de amor, de un hermano que estaba dejando ir, pero al mismo tiempo, siempre ahí.
Con ese abrazo, Natasha y Max supieron que el amor entre ellos, como hermanos, permanecería intacto, sin importar las transformaciones que la vida les trajera. Esa noche, antes de que el gran día llegara, ambos se quedaron sentados, conversando, recordando tiempos pasados, pero también mirando hacia el futuro, sabiendo que, a pesar de los cambios, su vínculo seguiría siendo lo más fuerte que jamás podrían tener.
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CORAZONES EN LA PISTA
Genç KurguEn el apasionante mundo de la Fórmula 1, donde cada segundo cuenta y la velocidad lo es todo, Natasha Verstappen regresa tras años de ausencia para reencontrarse con su hermano, Max Verstappen. Pero su regreso al paddock no es solo por nostalgia; Na...