Capítulo 29:
Al día siguiente, el ambiente en el paddock estaba aún más tenso. Charles no había dejado de intentar hablar con Natasha, desesperado por explicarle lo sucedido, pero ella había evitado cualquier contacto, sumida en su dolor. Max, que no se separaba de su hermana, estaba igual de afectado, pero su frustración se canalizaba en una furia silenciosa hacia Charles.
Finalmente, Charles logró acercarse a ellos. Encontró a Natasha y a Max cerca del área del equipo, y su rostro mostraba una mezcla de arrepentimiento y desesperación.
-Natasha, por favor, necesito hablar contigo -dijo Charles, con la voz quebrada.
Antes de que Natasha pudiera responder, Max se adelantó, colocándose entre ellos. Su expresión era dura y llena de resentimiento, reflejando todo el dolor que sentía por su hermana.
-No. No tienes nada que hablar con ella, Charles -dijo Max, en un tono bajo pero firme-. Ya le hiciste suficiente daño. Lo mejor que puedes hacer ahora es alejarte.
Charles intentó mantener la calma, mirando a Max con súplica.
-Max, te lo ruego... déjame hablar con ella. No fue lo que parece. Todo fue un malentendido, y necesito que Natasha me escuche.
Pero Max negó con la cabeza, sin ceder ni un centímetro.
-¿Un malentendido? -repitió con amargura-. ¿Y crees que con eso puedes arreglar el daño que le hiciste? A ti te puede parecer fácil, pero para ella no lo es. No quiero verte cerca de mi hermana.
Natasha, que observaba en silencio, sintió su corazón latir con fuerza. Escuchar a Charles le removía todos los sentimientos, pero el dolor aún era demasiado fresco. Sus palabras la hacían dudar, pero también sabía que Max tenía razón en protegerla.
-Charles... -empezó Natasha, con la voz temblorosa-, necesito tiempo. Todo esto ha sido demasiado para mí. No sé si alguna vez podré confiar en ti otra vez.
Charles asintió, visiblemente afectado, sus ojos mostrando el arrepentimiento que sentía. Pero sabía que insistir solo empeoraría las cosas, y que si realmente quería arreglar lo que había roto, tendría que respetar el espacio que Natasha necesitaba.
Con una última mirada triste, Charles se alejó, dejando a Natasha y Max en silencio.
Los días en el paddock se volvieron largos y pesados para Charles. Natasha había decidido que no había vuelta atrás, y aunque ambos intentaron mantener la cordialidad, el dolor y la distancia entre ellos eran evidentes. Para Natasha, alejarse era la única forma de sanar, aunque la herida seguía fresca. Charles, por su parte, parecía una sombra de sí mismo.
La falta de concentración lo afectaba directamente en la pista. Los errores se acumulaban, y los pequeños desacuerdos con su equipo se convertían en fuertes discusiones. Los mecánicos y técnicos, acostumbrados a la exigencia de Charles, notaban su actitud inestable, y eso solo empeoraba la moral general. Cada carrera se volvía un reto más difícil, y sus resultados comenzaron a reflejar su estado emocional: bajó de los primeros puestos y perdió terreno en la competencia.
Max, quien observaba todo con cautela, se mantuvo firme al lado de Natasha, recordándole que era mejor haber descubierto la verdad. Sin embargo, en algún momento, también notó el declive de Charles, y aunque su enojo seguía presente, no podía evitar sentir cierta lástima por él. Sabía que Charles estaba sufriendo las consecuencias de sus actos, y aunque no lo justificaba, entendía el peso de sus propias acciones.
Mientras tanto, Natasha intentaba concentrarse en sus propios proyectos y en avanzar. Sabía que, aunque el dolor seguía ahí, su decisión la había liberado de una relación que había perdido la confianza.
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CORAZONES EN LA PISTA
Ficção AdolescenteEn el apasionante mundo de la Fórmula 1, donde cada segundo cuenta y la velocidad lo es todo, Natasha Verstappen regresa tras años de ausencia para reencontrarse con su hermano, Max Verstappen. Pero su regreso al paddock no es solo por nostalgia; Na...