17 OLVIDO
Marta de la Reina.
Me desperté antes que el sol, acostumbrada ya a esos despertares anticipados, y aunque las molestias de la noche me recordaron que el descanso había sido escaso, sentí que la quietud de la mañana era mía por unos minutos. Me levanté en silencio, asegurándome de no hacer ruido al abandonar la cama ni al salir de la habitación. Fina, como siempre, dormía plácidamente con la respiración tranquila, y ese desorden adorable en su cabello, así que me moví por el apartamento intentando ser lo más sigilosa posible, recuperando aquella rutina que, sin darme cuenta, había llegado a ser parte de mi día a día.
Hice lo que todas las mañanas hacia desde que caí repentinamente en 2024. Me adueñé de la terraza, llenándome de esas primeras luces del alba que empezaban a bañarlo todo, permitiendo que la tranquilidad y el silencio lograsen calmar al fin el malestar en mi cuerpo. Pero ese día, no esperé a que alguna de las chicas despertara para desayunar. Tomé la iniciativa, y me atreví a preparar el desayuno dejando todo dispuesto en la mesa para ellas. Aunque mi destreza en ese ámbito era aún dudosa, comencé a colocar las tazas y a preparar café, dejándome guiar por el aroma, como si eso pudiera llenar de seguridad los gestos aún torpes.
Carmen fue la primera en unirse a la cocina. Con su paso ágil y ese aire siempre despreocupado, me sorprendió con un guiño al ver que estaba preparando el desayuno.
Marta, se supone que eres la invitada, no la anfitriona —comentó en tono cómplice, al ver como todo aparecía predispuesto en la mesa.
—Me quiero sentir útil. Poner unos platos y preparar las tostadas no es nada comparado con lo que me gustaría aportar.
—Bueno, no seré yo quien te quite la ilusión de prepararnos el desayuno —me replicó divertida—, pero quiero que te quede claro que ya nos aportas muchísimo simplemente con estar aquí, con nosotras.
—No será para tanto.
—Lo es. Entre tu y yo, no te haces una idea del desastre que es Fina con la ropa, y mira... Desde que estás aquí, hace hasta la colada. Y todo, todo ordenadito —me dijo con su habitual gracia, y yo no pude evitar sonreírle—. Lo digo en serio. Parece otra desde que estás aquí.
—Pues... No, no pretendo que cambie su manera de ser. No quiero incomodaros.
—Te aseguro que lo último que estás haciendo es incomodarnos. Ni a mí, ni a Fina. Vamos, yo, si pudiera, te adoptaba.
No pude responder, y casi que lo agradecí, porque no habría sabido como hacerlo. No lo pude hacer porque justo en ese instante, cuando me disponía a colocar algunos cubiertos sobre la mesa, la puerta de la habitación se abría, y una somnolienta Fina aparecía reclamando toda nuestra atención. Y ni siquiera se lo habia propuesto.
Como no hacerlo. Como no mirarla al verla aparecer así, en pijama, con los ojos aún entrecerrados por el sueño, el pelo alborotado, y una expresión de querer acabar con el mundo con una simple mirada.
—Uy, menuda cara trae esta —escuché decir a Carmen, y la mirada desafiante de Fina me puso en alerta.
—Hay un imbécil con el motor del coche encendido en la calle de atrás, y me ha despertado. Y no es la primera vez que lo hace —se quejó con un tono infantil que me resulto terriblemente adorable. Tanto que incluso contuve la sonrisa y me obligué a desviar la mirada, mientras ella se acercaba—. No sé qué tiene este barrio, que todos los idiotas se vienen a vivir aquí.
—Pues habla por ti, guapa —recalcó Carmen sirviéndose su primer café—. Que ni yo soy idiota, y Marta como nuestra invitada, tampoco. Mira, mira lo que te estaba preparando —añadió. Intenté distraerme de la conversación, pero no pude evitar robar alguna que otra mirada a Fina. A esas horas, sin el peso de la vigilancia o el esfuerzo por mantener la compostura, era una visión que casi me desarmaba. Cuando por fin comenzó a despertarse del todo y vio que la mesa ya estaba puesta, sus ojos buscaron los míos con una sonrisa, y el leve temblor en mis manos me hizo que hasta la taza de café temblase.
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CRU2SH
Science FictionMarta, una mujer de 1958, y Fina, una chica de 2024, se encuentran inesperadamente en el presente debido a un inexplicable viaje en el tiempo. A pesar de venir de épocas tan diferentes, sus caminos se cruzan en un mundo contemporáneo que les resulta...