31 VERDADES
Fina Valero.
Una puñetera película recreando los años 50, o 40, o, incluso, los años 30. Que se yo. Yo solo sé que cuando puse un pie en el despacho de dirección de la fábrica de Perfumerías de la Reina, creía que todo era de atrezo. El escritorio, la lamparita, las sillas, las paredes... Todo, absolutamente todo, me pareció que estaba allí puesto para hacerme creer que estaba en un plató, en un estudio o un escenario de grabación. Y creo que Marta me lo notó. Y hasta le hizo gracia verme así, completamente alucinada. Y ese fue solo el último de los lugares que me quiso mostrar esa tarde.
Después de todo el drama de la mañana, Marta había cumplido con su promesa. Me llevó al dispensario para cambiar el vendaje, y aunque pensé que la incomodidad de tener que explicar algo tan básico a la doctora Borrell iba a terminar de fastidiarme el día, la cosa no fue tan mala. Marta, fiel a su estilo, había adornado tanto la situación que parecía que yo era una eminencia médica recién llegada de otro continente, y no una tía del futuro explicando cómo poner un vendaje compresivo. Fue surrealista, sí, y no lo pasé bien, sí, pero ver el orgullo en sus ojos mientras me veía hacerlo, digamos que no me pasó desapercibido.
Y, aunque me fastidie admitirlo, algo dentro de mí empezó a aflojarse. Era como si, poco a poco, me permitiera bajar las defensas. Ver a Marta relajarse, sonriendo mientras charlaba con la doctora Borrell como si la tensión de la mañana nunca hubiera existido, me dio un respiro que no sabía que necesitaba. Había algo en su forma de estar tan tranquila, en cómo se movía por ese dispensario como si el mundo no estuviera patas arriba, que me hizo pensar que, tal vez, no todo era un completo desastre.
Era raro, pero verla así, más desinhibida, casi despreocupada, me dio permiso para relajarme yo también. Como si el simple hecho de que ella pudiera estar bien me permitiera a mí intentar lo mismo, aunque fuera solo un poco. Tal vez, pensé, podríamos encontrar una forma de sobrellevar esto juntas. De no seguir viviendo al borde del abismo, queriendo matarnos la mitad del tiempo y sintiendo que todo estaba perdido la otra mitad.
Pero la cosa no se quedó ahí. Después del dispensario, Marta insistió en llevarme a la fábrica. Y, por mucho que intentara mantener mi cara de póker, la verdad es que estaba flipando. El despacho de dirección parecía salido directamente de una de esas películas de época que ponen en la tele los domingos por la tarde. Cada detalle, desde el escritorio hasta las molduras en las paredes, gritaba elegancia antigua. Me quedé mirando todo con la boca medio abierta, tratando de asimilar que ese lugar, que yo había visto reducido a escombros en 2024, estaba ahora completamente vivo. Y lo peor es que Marta se dio cuenta. La vi sonreír, esa sonrisa suya que mezcla orgullo y diversión, como si estuviera disfrutando de mi asombro.
—¿Todo bien? —me soltó, como quien no quiere la cosa, y tuve que tragarme el comentario sarcástico que estaba a punto de soltar. Porque, sí, todo estaba bien. Bueno, mejor.
El resto de la fábrica no se quedó atrás. Marta me llevó a conocer las habitaciones de los trabajadores en la pequeña colonia que, aunque sencilla, estaba bien cuidada. Me fascinó la primera vez que ella me explicó que tenían ese lugar en la fábrica, y más aún lo hizo en ese instante al verlo con mis propios ojos. Que una empresa ofreciera alojamiento gratuito a sus trabajadores, era algo, exceptuando en resorts, hoteles, o las dichosas empresas tecnológicas de Silicon Valley, poco habitual en 2024. Verlo en vivo hizo que mi cabeza estuviera a punto de estallar. Incluso me llegó a enseñar una habitación que no estaba ocupada en ese instante, como si realmente quisiera convencerme de que era real, que habia un par de camas perfectamente hechas, un armario, una mesa con su silla, y cortinas, como cualquier habitación normal. Todo tenía una sensación de calidez que no esperaba, y no pude evitar pensar en lo mucho que debió dolerle a Marta ver ese lugar reducido a ruinas, abandonado y olvidado.
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CRU2SH
Science FictionMarta, una mujer de 1958, y Fina, una chica de 2024, se encuentran inesperadamente en el presente debido a un inexplicable viaje en el tiempo. A pesar de venir de épocas tan diferentes, sus caminos se cruzan en un mundo contemporáneo que les resulta...