30 DESCONFIANZA.
Fina Valero.
La noche fue un completo desastre.
Apenas había cerrado los ojos cuando las pesadillas empezaron a asediarme, una tras otra, como si mi cerebro se hubiera propuesto hacerme pagar por cada minuto que llevaba fingiendo que todo estaba bajo control. Me vi a mí misma, en ese estado medio lúcido de los sueños, observando cómo mis padres se marchitaban, día tras día, buscando respuestas sobre mi paradero. Mi madre lloraba sin descanso, y mi padre, siempre tan fuerte, tan sereno, parecía roto. Sentí su angustia como si fuera mía, y esa sensación me dejó atrapada, como si no pudiera salir de ese ciclo de desesperación.
Cuando abrí los ojos y vi los primeros rayos de luz colarse por el ventanal, supe que no iba a soportar quedarme más tiempo en la cama. Me dolía todo el cuerpo, no solo por el esguince, sino por la tensión que llevaba acumulada desde que había llegado a este lugar.
Me levanté como pude, apoyándome en las muletas, intentando no pensar demasiado. El silencio de la habitación era abrumador. Nada me llegaba, ni desde el pasillo ni desde el inmenso jardín del exterior. Allí no había imbéciles con el motor del coche encendido ni la música a toda hostia jodiendo a los vecinos. Allí solo se escuchaban los pájaros, y el sonido del escaso viento colándose en los árboles. Lo pude comprobar aventurándome a salir al pequeño porche por primera vez desde que llegué, y observarlo completamente embelesada.
Era tan bonito que parecía sacado de una postal: el césped perfecto, los arbustos recortados al milímetro, y esas flores por todos lados. Todo estaba tan bien cuidado que me parecía casi irreal, y no pude evitar pensar en el contraste con mi pequeño balcón en casa, lleno de macetas viejas que apenas mantenía vivas y una silla plegable que chirriaba cada vez que me sentaba. El como Marta fue capaz de encontrar en ese trocito de terraza algún alivio, es algo que no lograré comprender jamás, siendo testigo de lo que tiene en su hogar. Pobre, pensé, al ser consciente de lo mal que lo debió pasar en mi casa, perdida, enclaustrada.
No me hizo nada bien agregar esos pensamientos a los que ya me tenían angustiada esa mañana, y tras varios minutos allí, respirando algo de aire fresco de la mañana, regresé a la habitación con la intención de sacarme todo el malestar con una ducha, o, mejor dicho, un baño.
La bañera me llamó como un refugio, y decidí llenarla con agua caliente. No tenía ningún plan más allá de sumergirme y dejar que el calor hiciera algo por mí, aunque fuera un poco. Mientras el agua corría, me senté en el borde, observándola llenarse. Cuando el agua alcanzó el nivel suficiente, me metí en la bañera con cuidado, sintiendo cómo el calor envolvía mi cuerpo. Cerré los ojos y dejé escapar un suspiro largo, uno de esos que parece venir desde lo más profundo del pecho.
El silencio del baño me dio espacio para pensar, y eso fue mi perdición. Las imágenes de mis padres volvieron a mi mente, más vívidas esta vez que en las pesadillas. Los veía buscándome, desesperados, preguntándole a Carmen si sabía algo de mí. Y Carmen, con esa forma tan suya de ocultar el miedo, tratando de mantener la calma mientras en el fondo se desmoronaba.
No pude más. Las lágrimas empezaron a brotar sin control, y me llevé las manos a la cara, como si eso pudiera contener el torrente de emociones que había estado reprimiendo. El agua caliente me cubría, y por un momento me sentí pequeña, como si fuera una niña otra vez, llorando porque el mundo era demasiado grande y complicado para entenderlo.
Sabía que lo necesitaba. Había estado evitando este momento desde que todo comenzó, aferrándome al orgullo y a la rabia para no caer en esto. Pero ahora, ahí, en esa bañera, no había nada que pudiera detenerme. Dejé que el llanto me inundara por completo, que la angustia saliera de mi pecho en forma de sollozos ahogados.
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CRU2SH
Science FictionMarta, una mujer de 1958, y Fina, una chica de 2024, se encuentran inesperadamente en el presente debido a un inexplicable viaje en el tiempo. A pesar de venir de épocas tan diferentes, sus caminos se cruzan en un mundo contemporáneo que les resulta...