5 ES REAL
Marta de la Reina.
Ni siquiera sé cómo fui capaz de tragarme un solo macarrón de los que tenía en el plato. Bueno, sí, los comí porque me obligaron, amenazándome con llevarme de vuelta al hospital si no lo hacía. Era lo último que quería, pero, en el fondo, quizá era la única solución lógica. Que me ingresaran y me dejaran allí hasta que mi mente encontrase alguna forma de comprender qué demonios estaba pasando.
"Estás en el año 2024", me dijeron al principio, aunque más con miradas dudosas y algunos murmullos que con certezas. Parecían hablar entre sí, tratando de encontrar una explicación a lo que yo insistía: que había vivido en 1958 hasta hacía apenas unas horas. Parecían confundidas, tan incrédulas como yo, pero no dejaron de repetir esa fecha. 2024. Al principio, intenté tomarlo como una mala broma, una manera absurda de querer hacerme ver que estaba equivocada o incluso loca. Pero entonces Carmen me mostró la pantalla de su teléfono. Allí, en ese aparato extraño y cegadoramente luminoso, apareció la fecha que parecía destinada a borrar mi cordura: 2 de julio de 2024.
Al ver aquella cifra en el calendario, sentí cómo me fallaban las fuerzas. Ni siquiera podía dejar de mirar la pantalla, como si me hipnotizara el peso de un tiempo que me resultaba irreal. ¿Qué podía hacer? ¿Gritar, llorar? ¿Preguntar una y otra vez lo mismo? Me sentía completamente aislada de todo lo que alguna vez fue cierto para mí. Miré a Carmen y a Fina buscando en sus expresiones alguna pista, un guiño, una señal de que estaban mintiéndome, de que se trataba de un engaño. Pero la duda en sus ojos era tan palpable como la mía, y de alguna manera, en medio del pánico, noté que incluso ellas estaban buscando explicaciones.
Sin embargo, por absurdo que pareciera, algo en mí empezaba a creer que esa era la única explicación posible, aunque me aterrara. Si esa pantalla decía que era el año 2024, ¿qué otra cosa podía pensar? No había evidencia que me dejara rechazarlo del todo, y la idea empezó a cobrar forma en mi mente, encajando en el desconcierto que me envolvía. Aunque cada fibra de mi ser gritaba que debía estar en 1958, algo dentro de mí comenzaba a darle un matiz de realidad a la única respuesta que me ofrecían.
A pesar de lo absurda que sonaba la idea, por un momento pareció plausible. Mi mente, ya desgastada por la desesperación, empezó a preguntarse si quizás ella tenía razón. Si de verdad esa podría ser una opción, y por eso no comprendía absolutamente nada de lo que estaba viviendo, porque había viajado a través del tiempo. Después de todo, no había nada en mi entorno que reconociera. Las ropas, las máquinas que Fina y Carmen utilizaban con una naturalidad espeluznante, o el lenguaje que a veces me resultaba tan ajeno. Pero no, ellas mismas terminaron por convencerme de que algo así no podía ser real, y las conclusiones a las que habían llegado estaban influenciadas por el desconocimiento de lo que estaba sucediendo en mi mente.
A la conversación le siguió una breve discusión en la que yo ni siquiera participé. Me sentía tan extraña, que de nuevo me desconecté por algunos momentos, como si mi cuerpo estuviera presente pero mi mente se encontrara en otro lugar. Todo lo que decían se entremezclaba con mis propios pensamientos, creando una cacofonía que me sobrepasaba. ¿Cómo podía estar tan fuera de lugar? Fina intentaba mantener la compostura, me hablaba con cuidado, pero incluso su tono mostraba el desgaste. Carmen, por otro lado, optó por seguir buscando una explicación natural, algo que pudiera dar sentido a lo incomprensible.
—Un trauma —dijo Carmen de repente, cortando el hilo de mis pensamientos.
—¿Un trauma? —respondí casi sin procesar lo que estaba diciendo.
—Sí, un golpe. Algo que te haya confundido tanto que te haya hecho creer que... bueno, que estás en otro tiempo.
La idea era tan absurda que, de haber tenido más fuerzas, habría reído. Pero el cansancio me tenía prisionera, y no podía ni siquiera discutir. Mi mente saltaba entre fragmentos de recuerdos y sensaciones. La boda de Andrés, la tienda, el coche con el chófer... todo se sentía tan real, tan cercano, y a la vez, tan fuera de mi alcance que no era capaz de asimilarlo.
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CRU2SH
Science FictionMarta, una mujer de 1958, y Fina, una chica de 2024, se encuentran inesperadamente en el presente debido a un inexplicable viaje en el tiempo. A pesar de venir de épocas tan diferentes, sus caminos se cruzan en un mundo contemporáneo que les resulta...