Capítulo 15

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15 GALAXIAS

Marta de la Reina.

Al final, fui yo quien decidió que debíamos tomar un descanso. La obsesión de Fina por desentrañar el misterio de esos "hexagramas" y las "líneas ley" después de mi breve hallazgo con las horas, y el número seis, había llegado a un punto que me resultaba casi preocupante. Durante toda la mañana la había visto absorta en el teléfono, buscando información, leyendo en voz baja fragmentos incomprensibles y, en cada pausa que teníamos, revisando algo que llamaba "podcasts". Para mí, ver como su teléfono hacía las veces de radio me desconcertaba hasta límites insospechados. Sobre todo, porque parecía tener algo adictivo para ella.

La vi tan metida en aquel trance que ni siquiera al almorzar fue capaz de apartarse de su investigación. Frente a mí, Fina parecía ausente, con el teléfono en la mano y una expresión de concentración absoluta, como si el mundo alrededor le importara bien poco. Algo en mi interior comenzó a revolverse. Me sentía culpable, pues yo era la causa de esa nueva obsesión que la estaba privando de un descanso merecido. Nos habíamos embarcado en aquella búsqueda, sí, pero nunca pensé que la absorbería de esa manera.

Con suavidad, la interrumpí.

—Fina, ¿te parece que dejemos esto por un rato? —le dije, esperando captar su atención de entre los extraños conceptos de los que tanto hablaba.

Ella alzó la vista, con una expresión de sorpresa en los ojos, como si apenas me recordara allí. Apagó el teléfono, aunque a regañadientes, y me miró con una mezcla de resignación y agradecimiento.

—¿Estás segura? Pensé que querías seguir investigando... —me dijo, aunque pude ver un destello de alivio en su rostro.

—Lo estoy —le aseguré—. Pero es tu último día de playa y no quiero que lo pases así. Necesitas un respiro.

Fina soltó una risa dócil, como si se diera cuenta, de repente, de cuánto se había dejado llevar. Y ese momento de vulnerabilidad entre nosotras me hizo sentir que estaba tomando la decisión correcta. Sabía que ella se preocupaba por mí, y aunque no comprendía del todo el esfuerzo que hacía para no dejarme sola en medio de esta locura, me di cuenta de que necesitaba devolverle esa generosidad.

Me acerqué, poniendo mi mano sobre la suya.

—Es tu último día de vacaciones —insistí con una sonrisa—. Vamos a la playa.

Fina finalmente accedió, guardando su teléfono y soltando un suspiro de rendición que me hizo sonreír. En el fondo, creo que también deseaba dejar a un lado esa obsesión momentánea y disfrutar de lo que quedaba de su tiempo libre. Sentí una satisfacción extraña al verla relajarse, como si el simple hecho de estar a mi lado sin ninguna otra distracción pudiera ofrecerle un descanso. Sin embargo, en cuanto lo aceptó, me di cuenta de lo que realmente significaba esa invitación. Nosotras dos, solas en la playa.

El corazón me dio un vuelco. Hasta ese momento, había tratado de mantener cierta distancia, de convencerme de que mi cercanía a ella era simplemente agradecimiento y un anhelo de normalidad. Pero en ese instante, con Carmen fuera y Claudia incapacitada por sus quemaduras, sabía que no habría distracciones ni excusas. Íbamos a estar solas, ella y yo, en la playa. Unos minutos antes, esa idea podría no haberme afectado, pero tras ser consciente de ello, mientras imaginaba el sol reflejándose en el agua y el tiempo suspendido entre las dos, algo cambió en mi interior.

—Bien, entonces nos vamos a la playa —anunció Fina con entusiasmo, rompiendo mis pensamientos.

—Sí, sí... vamos —contesté, intentando no dejar que se me notara el nerviosismo.

Traté de disimularlo mientras ayudaba a Fina a cargar las toallas y la sombrilla, aunque mis manos traicioneras no parecían del todo cooperativas.

Nos instalamos cerca de la orilla, y ella extendió la toalla a mi lado. Renuncié a la silla porque, extrañamente, quería estar más cerca. Cuando Fina sacó una bolsa de patatas fritas y nos quedamos hablando de cómo los bañadores habían cambiado con el tiempo, me sorprendí riendo y sintiéndome relajada. Le expliqué cómo en mi época los trajes de baño cubrían mucho más, y ella se rio, mencionando que hoy en día era casi lo contrario.

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