Capitulo 21

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NARRADOR: Kathy West

El baño quedo completamente en silencio en el momento en que Derek desapareció por la puerta, me quede inmóvil con la mirada fija a la salida hasta que estuve segura de que él ya se había ido completamente, antes de girarme hacia donde estaba Yesid respire hondo y tratando de controlar mis pulsaciones, fue inútil.

Apenas me gire para verlo me encontré con su mirada, sus ojos ya no mostraron el mismo miedo que se iluminó cuando el animal de mi hermano le dio un puñetazo en la cara sin una razón concreta, su mirada ahora era diferente, más seria y pendiente a cada uno de mis movimientos. Trague saliva sin saber exactamente que hacer, pues no creía que fuera prudente de mi parte tocarlo, antes de hoy no lo conocía.

— ¿Te encuentras bien? — dije entrecerrando mis ojos dejando apoyar completamente la espalda en la pared de atrás.

—   Realmente no sé. —  sus ojos  no se separaron en ningún momento de mí, pero luego de unos segundos de analizar lo que acaba de decir frunció el ceño levemente diciendo — Creo no, ese chico tenía una gran derecha.

De alguna manera eso me hacía sentir culpable y lo cierto es que no tenía ni idea porqué, después de todo fue Derek quién lo había golpeado, no yo. Rayos, todo era tan confuso.

Nos quedamos callados por unos segundos hasta que Yesid dejo escapar un sonoro suspiro separando su mirada por fin de mí para enfocarla en el vacío — Se suponía que me había cambio de Instituto para empezar de nuevo, no para retomar el mismo papel que tenía en mi antigua Instituto.— el tono que había usado era bastante triste, a pesar de que su semblante era serio. La mejilla que había recibido el golpe estaba adoptando un tono violeta, para nada tenía buena pinta.

— Derek siempre es así, no es así solo contigo. No te preocupes.— trato de animarlo, aunque sospecho que no soy muy buena con eso.

Yesid recuesta la cabeza en la pared con una expresión pensativa, me gustaría saber que tipo de pensamientos transitaban en esa cabeza, pero lo cierto es que era un total misterio nada de su rostro me daba una pista, pues sus ojos me decían que además de estar perdidos también estaban tristes, pero el gesto de su boca me confundía, sus labios estaban apretados formando una línea, como si estuvieran conteniendo la ira; tenía que admitirlo él era un total dilema que me gustaría resolver.

— Nunca quise ser un vampiro ¿sabes? — confiesa después de un rato — menos que alguien supiera que soy un vampiro, de por si ya era una pesadilla.

— No es malo tener compañía de tu misma especie.— comente — podemos ser tus compañeros hasta que encontremos a alguien que sea de tu misma categoría.

— ¿Categoría?— pregunto confuso con el ceño fruncido.

— Es una larga historia — ¿Cómo era posible que no la conociera? Eso era lo menos que hacía un líder de clan cuando tenía nuevos miembros o metía la pata, era una especie de tradición en los clanes que quienes los convirtiera o el líder se encargara de informarles a los novicios como funcionaba esto, como se constituía nuestra especie; era evidente que omitieron esa tradición con Yesid y fue en ese momento en que mi curiosidad floreció —  ¿Sabes quién te convirtió?

Yesid se mostró sorprendido por mi repentina pregunta, pero luego respondió en un susurro — Sí, es algo que jamás olvidaría, no podría aunque quisiera. —  hice un gesto con las manos para que continuara hablando, él simplemente poso sus ojos verdes sobre los míos y con un poco de tristeza en su voz prosiguió — Era chico de mi Instituto. Era un bravucón, él estaba enojado conmigo por un asunto que tuvimos, ni siquiera recuerdo que era, pero yo estaba asustado por lo que me podría hacer entonces me escondí en un salón. Su grupo me encontró. Lo único que recuerdo es que me mordió en el cuello y en la muñeca. Aunque me dolió más la de la muñeca, curioso no. 

Alimentadora [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora