Capitulo 188

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NARRADOR: Cris Jones

Pase nuevamente el pincel por mis uñas de los pies, se veían bastante bonitas, es que desde hace un buen tiempo no tenía mi tiempo para mi misma. Era divertido pasar un tiempo de chicas y debo admitir que era más que relajante pintarme las uñas. Ahora que había pasado la capa de esmalte transparente estaba intentando hacer una flor cuando mi celular comenzó a sonar como loco. Deje sobre el escritorio el esmalte y tome el celular con cuidado ya que también me había pintado las uñas de las manos y no estaba tan segura si ya estaban secas.

- ¿Aló? - dije dejando el celular entre mi hombro y mi oído.

- Cris ¿eres tú? - la voz del otro lado del celular estaba quebradiza y sabía perfectamente de quién pertenecía.

- Jake ¿estás bien? - dije tomando el celular con mi mano.

- ¿Me puedes venir a buscar? - dijo.

- ¿Qué pasa, Jake? ¿Estás bien? ¿Dónde estás?

- Estoy en el Infierno, en la celda que era antes mía. ¿Puedes venir?

Me levante automáticamente de la silla y comencé a buscar entre el armario una chaqueta, no me importo si quiera haber dañado mi manicura - ¿Por qué estás allá? ¿Estás bien? - pregunté angustiada mientras deslizaba mis brazos por la chaqueta.

- Solo ven, por favor. 

Busque frenéticamente unos zapatos y me los puse sin importarme haber dañado mi pedicura, la verdad es que en estos momentos no me importaba como esta, en mi cabeza solo maquinaba posibles situación en las que se encontraba Jake para haber llamado a mí y no a otra persona.

Metí el celular en el bolsillo de la chaqueta y corrí a buscar las llaves de carro, después de diez minutos me encontraba abriendo el auto para entrarme a ese asqueroso lugar.

...............

Corrí lo más rápido que pude hasta llegar a la zona de los dormitorios, de ahí me toco respirar hondo y comenzar a caminar despacio para disimular ante las miradas de los reclutas que ayudaban en la vigilancia, después de pasar por varias puertas encontré la que era antes mi celda, después la celda de Yesid y la contigua que era la de Jake.

La puerta de hierro estaba totalmente abierta, a simple vista no veía nada que me hiciera creer que estaba ahí Jake, pero di más pasos hasta que lo encontré acostado en el catre. Estaba sin chaqueta y su frente estaba completamente lavada en sudor tanto que su piel se pegaba a su frente, su rostro tenía heridas abiertas y no se movía para nada.

- Viniste - dijo después de unos segundos, embozo una débil sonrisa y movió levemente la cabeza - Ven.

- ¿Estás bien? ¿Estás enfermo? - dije mientras caminaba hacia la cabecera del catre.

- Por un momento pensé que no vendrías - dijo mirándome fijamente. 

Puse mi mano sobre su frente para medir su temperatura, pero lo extraño es que no tenía fiebre, su frente estaba completamente fría por el sudor.

- ¿Qué sucede? - dije con la voz quebrada.

- Estoy muriendo - trago saliva y movió la cabeza como si estuviera buscando comodidad.

- ¿Qué? - pregunte, esto tenía que ser una maldita broma.

- Dea me dio un bebedizo y ya ni me puedo parar - dijo lentamente.

- ¿Qué? No, Jake... - las ganas de llorar se hicieron presentes - Tú no puedes morir, me entiendes, no puedes, no lo mereces.

- Puedes hacer algo que me hacía mi hermana mayor cuando me sentía mal - dijo mientras ponía su mano sobre mi muñeca.

Alimentadora [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora