Capitulo 167

5K 494 79
                                    

NARRADOR: Dea Hawkeye

Sus manos viajaban por toda mi piel, estaban tibias y solo hacían dulces caricias; su sonrisa es como el destello de un día oscuro, su labios comienzan un trayecto lento y suave desde mis labios hasta bajar a mi abdomen. Nuestras respiraciones son agitadas y solo sabía que mi corazón quería salir de mi pecho.

En un movimiento astuto consigo quedar encima de él, su frente estaba cubierta por una fina capa de sudor que hacía brillar, sus mejillas estaban totalmente ruborizadas y sus ojos solo me observaban con ternura y deseo. Sus manos viajan a mis caderas y con una sonrisa llevo mis labios hasta la parte más baja del torso y comienzo ascender con pequeños besos hasta llegar a su cuello, me quedo un momento ahí respirando su aroma delicioso y exquisito hasta que él toma nuevamente el control.

...............

La brisa que entra por las puertas del granero me llegan directamente a la cara, pero eso no fue lo que me despertó totalmente si no fue los cantos lejanos de aves que dejan sus nidos para buscar alimento para sus crías.

Al abrir los ojos me encontré rodeada de paja, las ropas de Henry y la mía tiradas en el suelo, una manta celeste sobre mi piel desnuda y sin la compañía absoluta de Henry. Miro a mí alrededor buscando a mi novio, pero sin mucho éxito me decido a levantar.

- ¿Henry? - lo llame varias veces.

El clima es templado y el ambiente es liviano. Camino hasta las puertas del granero, ambas estaban cerradas en su totalidad, es un poco difícil caminar sosteniendo la manta alrededor de mi cuerpo y con los pies descalzos, no había señales de Henry y eso no me estaba gustando para nada.

Cuando volví hacía donde estaba nuestra ropa me di cuenta que solo estaba el chaleco, la camisa, el pañuelo, el sombrero y las botas. - No está el pantalón - dije mientras tomaba el vestido negro. Un sentimiento de terror comenzó a crecer en mi interior cuando lo volví a llamar y no conseguí respuesta alguna.

En el momento que me subí la cremallera del vestido salí corriendo hacia afuera del granero, tenía las pies descalzos, pero eso era lo que menos me importaba en ese momento. El paisaje estaba igual a como estaba anoche, ningún ruido aparte el de la naturaleza o alteración alguna en cualquier parte del lugar.

Eché un rápido vistazo hacía el techo, pero como era de esperarse él no se encontraba ahí. Tragué saliva y apreté los puños pensando en donde se podría estar. Me tomo poco tiempo decidir abandonar el granero, camine despacio por el camino rocoso observando todo mi entorno sin ignorar ningún aspecto insignificante.

Después de unos cuantos minutos un ardor se me produjo en la planta de los pies, pero aún seguí caminando, no soy de las personas que se rinden tan rápido. Al llegar a la carretera mis pies dieron un respiro, el piso es más liso, pero igual de frío. El viento que apareció de la nada empujaba por la carretera, el cielo estaba algo grisáceo y el panorama de mis alrededores era el mismo del granero. Un lugar rural, con demasiada vegetación en todas partes, ningún auto pasaba y no me podía dar el lujo de usar mi velocidad sin tener una fuente segura de consumo.

Al caminar casi una hora sin ningún resultado positivo sobre el paradero de Henry, me pregunto si tal vez él había regresado a el granero. Aunque no lo creo, había inspeccionado con demasiado detalle el lugar, creo que me hubiera dado cuenta si el estuviera cerca de ahí, pero por otro lado había dejado todo en el granero.

Caminando sin rumbo el frío aumentaba y mis ganas de salir a correr con súper velocidad eran grandes, pero antes de dar un paso para la corrida una voz lo interrumpió, la voz provenía a mis espaldas.

Alimentadora [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora