Ángel, ¿a quién esperas?
Bajó por las escaleras mecánicas, viendo como el pequeño pelirrojo paseaba su mirada por todos los sujetos que bajaban, como si no fueran importantes en lo absoluto. Esa mirada también era para él.
Era triste.
Esos ojos grises, tan vacíos y desilusionados cada vez que alguien bajaba de aquellas escaleras mecánicas no era propio de una persona de su edad. Él rondaba por los 17 o eso parecía por su carita de niño, era muy tierno y más con esa nariz roja que parecía sentar tan bien a aquel cabello cubierto por un sombrero raro, de esos típicos que usaban los adolescentes hippies.
La primera vez que lo vio, llevaba un beanie que cubría todo su cabello por lo que no descubrió el hermoso color de cabello hasta después de dos semanas que fue cuando logró ver al pelirrojo agarrando su gorrito mojado con tristeza. Pensó en regalarle uno pero realmente no tenía motivos para hacerlo porque no lo conocía de nada y el chico lucía tan pequeño que realmente no le importaba parecer un pedófilo sólo por querer obsequiarle un beanie igual o más bonito. Siguiendo el tema, la primera vez que lo vio se extrañó al verlo con unos hermosos tulipanes, sentadito en una esquina en donde parecía no estorbar a nadie mientras la aureola de ángel parecía posarse sobre su cabeza, ganándose automáticamente el apodo de ángel.
El trajeado se acercó con curiosidad al pequeño y se plantó en frente del menor, tal vez era insensato hacer aquello pero necesitaba hacerlo o al menos intentarlo. El pelirrojo se sobresaltó y dirigió aquellos vacíos orbes hacia el hombre frente a él, sus labios entreabriéndose mientras barría con su lengua sus labios resecos para hablar en un acento delicioso y exquisito. Ese movimiento no pasó desapercibido para el mayor, quien sintió el deseo de protegerlo y resguardarlo de cualquier cosa.
"Me da permiso, ¿por favor? Él podría llegar" Un sonido tan suave, tan lento, tan rasposo; su lengua deslizaba con gracia las palabras pero lucían tan vacías en sus labios, tan carentes de ilusiones y tan secas como el ramo de flores en su ramo.
Ángel, ahora sé que estás esperando por un hombre. ¿Será tu padre, tu hermano, algún familiar o alguien preciado para ti? ¿Alguien lo suficientemente importante como para estar ahí cada vez que llego a Seattle, con esa expresión cada vez más cabizbaja?
Era curiosidad, aquella expresión llamaba su atención y parecía acaparar sus pensamientos. No sabía por qué o cómo había logrado ese chiquillo meterse en su cabeza pero no lo quería alejar. Era muy puro. Muy hermoso.
Ángel, espero que me cuentes acerca de la persona a quien esperas.
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N/A: Wattpad está loco.
Lindo día, todo el amor♡
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Hola, ángel.
Romance"Ángel, ¿acaso sabes cómo me rompo mientras caes dormido pensando en aquel que nunca volverá?"