Ángel, eres delicioso.
Las piernas rellenitas y pequeñas enrolladas en la cintura del mayor, apretándose en torno a sus caderas cada vez que movía las caderas en busca de más de parte de su boca. Lo demandaba, demandaba que le tocara aún más, con la mirada de ángel roto lo alentaba a seguir, a robarle sus sonidos, ensuciarlo con sus marcas en su cuerpo y probar la piel de ángel.
Sus labios eran tan dulces, delgados lo justo para querer morderlos y aumentar su grosor con la hinchazón. Le provocaba ternura, la forma en la que sus labios empujaban hacia adelante para seguir con el beso incluso una vez terminado, besaba como un patito por lo que era claro el hecho de que desconocía realmente el concepto y el procedimiento de besar sin embarrar babas pero a decir verdad, daba igual porque ciertamente era muy tierno y con aquellas chapitas rosaditas, lo volvía lo suficientemente erótico o al menos para su miembro así era.
Lo tomó por las mejillas y las apretó hasta hacer que las chapitas se volvieran más visibles, provocando la curiosidad del menor en tratar de ver lo que pasaba pero solo consiguió ponerse bizco.
“Brad...” musitó, rodeando su cuello con sus brazos. Se incorporó, sentándose en el escritorio para llenar de besos su hombro. El chiquillo no tenía ni una remota idea de que estaba provocando exactamente, sólo estaba besando descuidadamente y con ello ya tenía casi las contraseñas de acceso a los servidores con información privilegiada de su empresa.
Bradlee separó sus brazos de su cuello, lo acostó en su escritorio y levantó sus brazos sobre su cabeza, apretando sus muñecas mientras lo veía pedir con aquellos ojitos grises el contacto. Oh, hermoso ángel; aquellos ojos lujuriosos cercanos al pecado y a la tentación, sus labios rojizos y húmedos por el reciente beso que se habían dado, lo llevaba al compás de las olas furiosas a un golpe contra las rocas, no le importó.
“Tu no entiendes ni una mierda de lo que provocas con esos ojos tan bonitos fijos en mí” musitó en sus labios, tomó una de sus manos y la dirigió a su miembro para dejarlo sentir su dureza. El pequeño reprimió un gemido y se puso tan rojito como su cabello, esa no se la había esperado. “¿Ves?” Él asintió rápidamente, se notaba tan asustadizo que lo colocaba impaciente y más duro pero se lograba contener. Tenía la actitud de un semi-sumiso y eso sí que lo jodía más de lo normal, no podía empezar a pensar en aquel tipo de cosas, simplemente no.
Las ganas que tenía de voltearlo, presionar con una de sus manos su cintura baja en donde estarían sus manos atadas mientras lo veía ponerse rojo le provocaba un dolor en la entrepierna. El pensamiento de verle temblar las piernas mientras lo follaba tan fuerte que se retorcería de placer le llevaba al éxtasis, ahogarlo de sensaciones que lo llevaran al clímax una y otra vez, dejarlo con marcas en todo el cuerpo hasta finalmente hacerle perder la cabeza.
“Es hora de ir a dormir” dijo a fin de ponerle fin a todos aquellos pensamientos que eran completamente contradictorios a sus propias ideas. No iba a forzarlo a hacer nada ni aunque el pene se le cayera, a decir verdad, de hecho no quería hacer nada porque no se sentía capaz.
El pelirrojo se vio confundido por un momento, su expresión pareció congelada por unos cuantos segundos hasta que de repente su rostro fue inundado por un carmín intenso, rehuyendo de la mirada del hombre frente suyo, quien levantó su mentón amablemente y acarició su cabello, provocando el desconcierto de Dylan, ¡lo estaba tratando como un niño! Incluso... ¡incluso después de casi habérselo follado en pleno escritorio! Realmente no entendía la actitud de aquel hombre, era confuso pero al menos le estaba dando tiempo para avergonzarse por su feo cuerpo y nula experiencia. Era humillante y le bajaba los ánimos hasta por el suelo.
“Quiero dormir contigo” sentenció. Las palabras se le escurrieron de los labios por lo que aquello salió sin permiso, iba a retirarlo pero entonces Bradlee ya estaba tomando la palabra.
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Hola, ángel.
Romansa"Ángel, ¿acaso sabes cómo me rompo mientras caes dormido pensando en aquel que nunca volverá?"