Ángel, los sonidos de tu boca me vuelven loco.
Bradlee se había apartado del pequeño para colocarlo a su lado y conducir en silencio hacia la casa, estaba algo confundido de lo que había pasado hace unos momentos pero no se quejaba en lo absoluto. Notó que el ángel se había dormido en el asiento de co-piloto y no pudo imaginar lo que era tener el trasero arranado allí por un gran tiempo en el frío suelo.
Le hacía pensar y recordar cosas que aunque eran subidas de tono, eran un golpe en su ingle.
Quiso hacerle una sorpresa por lo que, checando que aún se encontraba dormido, desvió un poco el camino a la primera floristería que le había aparecido en Google, la cual realmente quedaba muy cerca al estar el aeropuerto cerca del cementerio y finalmente decidió bajarse a una que parecía un invernadero.
“Buenas noches, ¿se le ofrece algo?” ofreció amablemente la ancianita, Bradlee asintió, buscando por internet en su celular algo en específico que se ajustara a lo que quería expresar.
“Un ramo con margaritas, camelias rosadas, gardenias y orquídeas, por favor” pidió, imaginándose la reacción que tendría el pequeño si supiera el significado de las flores. Bueno, probablemente no lo hacía porque ni él era consciente del significado de las flores.
“Eso suena a mucho amor en conjunto, señor” La florista trató de bromear pero al ver el rostro serio de Bradlee, calló. “¿En este momento lo quiere?” Él asintió, viendo como la mujer en seguida procedió a elaborar la presentación del ramo extendiéndole a Bradlee las opciones de lazos y de celofán o canastas.
Bradlee se decidió por un lazo rosado, un perfecto moño y un papel celofán con el borde blanco con una apariencia de mandala al final del papel. La mujer asintió, empezando a maniobrar con las flores para empezar a juntarlas de un modo presentable para después enrollarlas con el papel celofán que Bradlee había deseado y luego de unas cuantas maniobras, el ramo estaba listo.
“¿Cuánto es?”
“Quince dólares” Bradlee asintió, la ancianita sonreía amable y aunque tuvo que esperar milenios para que él sacara un billete de menor cantidad, al final Bradlee sacó un billete de veinte dólares y enseguida la mujer le regresó el cambio.
“Muchas gracias, hasta luego” se despidió y volvió sobre sus pies el camino hacia el auto donde podía ver al ángel completamente dormido. Volvió a subirse al coche, colocando el ramo en las piernas del pequeño y siguió en su camino a casa, no pudiendo esperar a dormir en su cama favorita con un ángel al lado.
Bueno, la verdad es que no pudo hacerlo porque cuando el ángel despertó casi al llegar a casa, él se asustó y pegó su cuerpo al extremo más alejado del coche en cuando vio a Bradlee a su alrededor. Él no se percató de las flores en sus piernas, tampoco se percató de la mirada de dolor en Bradlee y mucho menos se dejó ver por aquel sujeto.
El pequeño se acurrucó, desconcertado del motivo por el que se había quedado dormido y con su mente en las calles, eso no podía ser una buena idea. Temió, aquel temor que lucía tan lejano se volvió a hacer presente en su pecho y no quiso volver a sentirlo puesto que se sentía expuesto. Volvió a los recuerdos, a Brent con el ojo morado y marcas en su cuerpo al querer salvarle, tenía tanto miedo, ¿por qué evocaba a esos recuerdos? El hombre que por momentos desconoció lo estaba mirando como si fuera un animal que necesitaba ser calmado.
“Dylan” Lo llamó, estacionando a un lado de una casa que estaba cerca de la suya. Extendió una de sus manos hacia el menor, buscando el contacto cálido de él, pero él seguía rehuyendo de él colocando sus rodillas muy cerca de su cuerpo al igual que sus brazos, estaba empezando a hiperventilar y sentía que la garganta se le cerraba, se había congelado y no podía decir nada ni gritar, solo temblar del miedo que tenía implantado sobre su ser; él lo veía con deseos de arreglar su desastre pero no entendía que no quería que lo arreglaran, solo quería dejarse llevar y ahogarse en la corriente porque ya no podía seguir, no mientras había perdido algo que no podía reemplazar. No lo entendía, el sujeto frente a él no lo entendía y quería dañarlo, quería borrar a Brent de su mente y no podía otorgarle ese gusto, no quería eso.
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Hola, ángel.
Romansa"Ángel, ¿acaso sabes cómo me rompo mientras caes dormido pensando en aquel que nunca volverá?"