Ángel, quiero tomarte en mis brazos y no dejarte solo.
Las manos de mujeres tratando de alcanzar el cuerpo del mayor, susurrándole cosas sucias al oído una y otra vez mientras unas deslizaban sus dientes a través de la piel trigueña que pedía ser saboreada.
Bradlee estaba de mal humor.
Aaron lo había llevado a un club, buscando que se despejara de la cara de bulldog pero en vez de eso estaba aumentando cada vez más. Apreciaba los esfuerzos del miembro de la junta pero si eso era un tipo de soborno para estar a favor de él en la junta directiva, debería saber que esto solo lo llevaba por el mal camino.
Aún así, Aaron estaba riéndose de como Bradlee rechazaba con amabilidad las caricias de las prostitutas, bueno al menos las que podía evitar porque había dos chicas en sus piernas y parecían completamente determinadas a hacerlo perder la razón y por más que les quitaba con amabilidad, estaban ahí, supuso que habían sido pagadas para aquello.
Lo desfavorable para ellas es que no eran ningún tipo de pelirrojo con ojitos grises. En lo absoluto.
“Bradlee, ¿es que siempre eres una piedra, amigo? Vale, que tienes una novia pero no te tomes la lealtad a pecho, nadie se va a enterar, te lo prometo.”
“No tengo ninguna novia, pero apreciaría que dejaras de tratar de que votara a tu favor por la estupidez que hiciste en la oferta para derribar a Berlings más no lo hiciste, ¿entiendes?” dijo sin perder la voz o exaltarse cuando una de las chicas abrió su pantalón e intentó masturbarlo mas Bradlee cerró las piernas y quitó la mano de la chica. “No quiero a ninguna chica en mis pantalones tratando de compensarlo, no soy como tú, hermano; no tengo que pedir el cariño de mujeres oprimidas cuando no estoy interesado en recibir el ofrecimiento. Tú, eres un malcriado al igual que Asa, aunque ese está peor con tantas drogas encima” dijo, tomando de los hombros a una de las chicas para alejar sus manos de su miembro.
“No me digas que te enamoraste, hermanito” Bradlee rodó los ojos, sonriéndole a la chica que parecía no tener más de 20 años para empujarla fuera de su regazo, se acomodó sus pantalones nuevamente. “¿De Ann? Esa chica es muy estúpida, solo quiere tu dinero y seguridad para su familia. Eso es todo.”
“No me van las rubias, ni en sueños me enamoraría de esa chica, por Dios. No es como si fuera un invidente respecto a los deseos de Ann pero ella no es estúpida, todo lo contrario, es más lista que tú” Apartó a la muchacha que besaba su cuello, besaba muy candente pero no tenía las ganas de hacerlo. “Que tengas una hermosa noche en otro lado.”
La chica asintió, mirando a las otras muchachas que trataban de ofrecerse a Bradlee pero ellas solo torcieron el gesto, puesto que no había funcionado y aquello era malo para el negocio. Eran solo cuatro chicas pero después de quitarles la confianza que tenían en lo que hacían parecían ovejas perdidas, aquella seguridad en sus movimientos se había perdido y temblaban, expuestas a los infortunios de las noches. Bradlee dudaba que estuviesen ahí por su propia voluntad.
“Váyanse” gruñó Aaron, señalándoles con la mirada la puerta. Los ojos verdes lucían realmente enojados, especialmente hacia su hermano quien parecía completamente calmado, al menos eso demostraba con sus piernas abiertas y sus antebrazos reposando gentilmente en los brazos del sillón, apoyando su rostro en una de sus manos.
“¿Estás enojado, no? Estás enojado porque aunque lo intentes, no puedes ganarme en nada y técnicamente controlo tus decisiones y tengo la posibilidad de barrerte en el suelo con unas simples palabras y estás desesperado porque sabes que en esa oferta hay algo ilícito” Aaron gruñó, revolviendo su cabello negro para después desatarse la corbata, estaba a punto de provocarle una rabieta. “Siempre haces eso cuando estás nervioso, hermano. ¿Tienes miedo de que me convierta yo en el director ejecutivo? Estás lleno de dinero sucio y yo no tengo ningún trapo infame, controlo las acciones y las decisiones de todos los de la junta incluso aquellos que crees que están de tu lado. No eres prescindible, se te puede reemplazar fácilmente pero sabes, ¿por qué no lo hacemos?” Bradlee alzó las comisuras de sus labios al notar como Aaron apretaba los puños. “Papá” Soltó en una pequeña risa.
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Hola, ángel.
Roman d'amour"Ángel, ¿acaso sabes cómo me rompo mientras caes dormido pensando en aquel que nunca volverá?"