Décima pluma.

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Ángel, ¿por qué ya no puedo verte?

El restaurante lujoso al que iba a encontrarse con Ann, tenía una espantosa ruta para llegar. Tenía que pasar por los sectores más pobres de la ciudad y eso realmente jodía porque no sabía que iba a pasar por aquellos sitios, por eso procuraba llevar un coche que tuviese un sistema más que decente de alarma y pasar rápido por ahí. Quería evitarse el mal gusto de estar en un lugar equivocado en un momento equivocado.

Sabía defenderse pero no era un idiota, aquellos sitios eran similares a Detroit; igual de peligrosos y siendo sincero, un blanco en un barrio lleno de inmigrantes daba mala espina. Si se acercaba mucho a la acera, podía ser asaltado.

Bueno, dejó de lado sus pensamientos estúpidos y agradeció estar ahí cuando vio al niño pelirrojo allí, discutiendo con un mastodonte, inclusive estaba llorando, se notaba realmente cabreado por su carita completamente roja como su cabello. Aún llorando, se veía precioso; y es que verlo tan vulnerable y pequeño, emanaban las ganas de abrazarlo fuertemente.

Sus ojos grises lucían tan desesperados, rotos y cristalinos; aquella mirada vidriosa iba a todos lados menos al hombre negro que apretaba su brazo con fuerza. Bradlee podía ver desde su coche el dolor que desprendía el muchacho joven, dudaba que fuese realmente todo atribuido al agarrón pero al verlo así, con su piel pálida como si tuviera tuberculosis, coloreándose de morado, era un placer a sus ojos. Un placer oculto que debía de esconder sobre todas las cosas.

El sujeto con el que discutía era el sujeto de tatuajes que le doblaba el tamaño, el cual había visto tras la vitrina de aquel restaurante al que había ido con Ann, recordó la droga que el chiquillo había sostenido en sus manos pequeñas y no pudo evitar preguntarse, ¿qué había sido de él y aquella droga? Sus pensamientos se interrumpieron cuando notó que el hombre se veía pronto a explotar contra el pequeño niño.

El agarre en su brazo se incrementó y lo torció, haciendo que el pelirrojo soltara un quejido de sus labios rotos; parecía vacío y temeroso, como afrontando un destino al que le era encomendado por alguna razón. Y a Bradlee no le gustó eso, porque desde su punto de vista omnisciente, el ángel era la única cosa que conseguía hacerle sentir algo, una gota de aprecio por un pequeño y escuálido desconocido. Tan bonito y tan ajetreado, no le gustaba, distorsionaba la imagen que tenía de él, el ángel resultaba ser un caído más en un mundo gris.

No quiso quedarse a mirar.

Bradlee bajó del coche a media calle, azotando la puerta con furia; no sabía de dónde provenía esa emoción pero no quería que nadie le hiciera daño a ese chiquillo. No cuando representaba lo único bien que estaba en su mundo, un chico equis en una multitud con cualidades físicas muy extravagantes y tiernas, no él, podía ser cualquiera menos él.

"Oye, ¿cuál es tu problema, por qué lo estás sacudiendo así?" preguntó, subiendo el tono de voz poco a poco hasta que su voz quedó lo suficientemente dominante para el gusto de los oídos del muchacho de tatuajes, quien casi ni se inmutó, probablemente estaba acostumbrado a esos tonos.

Los ojos grises del pequeño pasaron a mirarlo, tan lentamente que fue una tortura y no necesitó una razón más para saber qué había hecho lo correcto porque aquellos ojos posados en él eran una caricia del alma. El ángel ladeó su cabecita y con ello, hebras rojitas se desacomodaron de su lugar, sus orejitas salieron al descubierto y Bradlee no pudo apartar la mirada del lóbulo rosadito, se notaba aterciopelado.

El niño solo estaba vistiendo un abrigo realmente largo y parecía que tenía frío. Sintió la necesidad de darle un abrigo pero eso se vería raro y además lo único que traía era un chaleco tan liviano que con una ráfaga podría volarlo en un globito. Eso sería tierno.

"Rico, te equivocaste en tu camino a casa, lárgate que no tienes nada que hacer aquí" amenazó el moreno, acercándose peligrosamente a Bradlee y justo cuando iba a levantar el puño, las manitas del pelirrojo sostuvieron al muchacho de tatuajes. Apenas y posó su mirada nuevamente en Bradlee pero se sintió como el batir de las alas de una mariposa.

"Chad, no hagas eso, ¿vale?" pidió, más bien, rogó. "No te metas en más problemas por mi culpa pero es que no quiero ir con esa persona, es realmente asqueroso, se sobrepasa del trato y encima no da todo el dinero..." Su vocecita era tan cálida, tan suave pero tan apagada y desesperada que movió algo dentro de Bradlee, le recordaba a la voz de Chimeco, era una mala comparación pero fue lo primero que se le vino a la mente al escucharlo. "Gracias por su ayuda pero no la necesito, en serio gracias, se lo agradezco mucho" dijo, repasando su mirada en Bradlee fijamente, sus ojitos grises lo veían detenidamente mientras sus labios eran torturados por sus dientes. "Todo está bien."

No lo estaba, pero no podía insistir.

Él realmente se veía desesperado.

¿Qué pasaría si no llegaba a la cena? Le traería problemas a Ann y aunque no le había importado la mitad de su vida en ir a las reuniones con la chica, ella estaba en aprietos. Inclinando la balanza, ella estaría con todas las de ganar. Pero se sentía todo equivocado, quería hacer algo por él, quería que ese niño rojito sonriera como lo había hecho al observar al gato.

Bradlee pasó una mano por su cabello, tratando de idear algo y miró fijamente al dúo de chicos, quienes parecían tener una conversación de miradas. El de piel obscura dejó su mano sobre la cabeza del pelirrojo y lo tomó del brazo para continuar su camino.

Y lo iba a dejar marchar.
Lo iba a hacer.
No quería hacerlo.

Y no tuvo más remedio que obedecer a sus instintos cuando el pelirrojo volteó a verle mientras se alejaba, con aquellos orbes cristalinos y aquella mirada rota pidiendo su ayuda, sin saber que con aquel vistazo, arrastró fuera de sí toda la cordura que había tratado de mantener controlada durante casi toda su vida.

Ángel, no me gusta verte llorar.

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N/A: Recuerdo que en mi mente esto era re: NO MAMESSSSSSSSS. Y bueno, sigue siendo un NO MAMESSSSSSSSS pero ahora es + CSMMMMMM bc le añadí muchas cosas ahre

Fun fact: cuando escribí esto por primera vez, la escena en la que Bradlee sale del coche me lo imaginé al tipo "agárrame la bolsa" ;-;

¿por qué dejé de escribir wn? cjau me amo, besitos para mí y para ustedes en la colita de rana.

Todo el amor, cositas del cielo.

Hola, ángel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora