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La melodía de Selena Gomez cantando "I Want You To Know" resonó por toda la habitación de Mónica mientras Blas abría los ojos con pesadez e intentaba razonar por qué había música y por qué le estaba despertando. Se frotó los ojos con el dorso de la mano y bostezó mientras se incorporaba en la cama. Mónica, a su lado, se removió llevándose gran parte de las sábanas con ella.

La canción volvió a sonar y esa vez Blas estaba lo suficientemente despierto como para poder deducir que le estaban llamando por teléfono. Se levantó de la cama intentando hacer el menor ruido posible para no despertar a Mónica y se encaminó hacia su pantalón vaquero tirado en el suelo. Se puso en cuclillas para sacar el móvil de uno de los bolsillos y al ver que la llamada se había cortado, buscó sus calzoncillos por el suelo de la habitación antes de devolverla.

Volvió a sentarse en la cama ya medio vestido y la luz que desprendía la pantalla del móvil le dejó sin visión por unos segundos. Luego volvieron a llamar por tercera vez.

–¿Sí?– preguntó al descolgar, rascándose la nuca.

–Hasta que te dignas a contestar, chaval.– dijo la voz enfadada de Arlette al otro lado de la línea.– Coño, ¿vas a venir a la reunión o no?

–¿Qué reunión?

–Tú eres gilipollas, tío.–bufó, rodando los ojos.– ¡La de la iniciación!

–Ah, esto... No sé, ¿qué hora es?

–Las doce y media. Hemos quedado para comer a las dos en el Plenilunio. ¿Vienes?

–Es que estoy en casa de Mónica. Tendría que ir a casa para ducharme y...

¿Qué haces en casa de Mónica?– preguntó ella frunciendo el ceño.

–¿Tengo que darte explicaciones?

–Pero si Carlos me dijo que tenías que ir a la iglesia para no sé qué de tu tío.

Blas bufó y se restregó el entrecejo con los dedos.

–Ya, vine después.

–Vale, me da igual. Ven a comer, y no la traigas.

–¿Y si no quiero?

–¿No quieres verme?

Blas se lo pensó por un momento.

–Claro que quiero verte.

–¡Vale! Pues a la una y media allí, para dar una vuelta antes, ¡te quiero!

–Eres una chantajista barata.– rió Blas, pero Arly ya había colgado.

Blas le sonrió al móvil pensando en lo tonta que era y en cuánto la quería en el fondo. Miró por encima de su hombro a Mónica, que dormía de lado abrazando una almohada, y se sintió realmente mal por haber ido allí solo para tener sexo por haberse puesto cachondo por una tontería tan grande como era el culo de Carlos.

Ya os digo yo que era grande la tontería si nos ponemos a comparar.

Sabía que debía despertarla, pero la chica tenía mal despertar, y seguramente ella quisiera que la despertase con besos, y Blas realmente no estaba por la labor. Y tampoco podía irse sin más y dejarla ahí durmiendo, porque sería una mala persona.

¿Por qué todo era tan difícil?

–Señor, dame paciencia...– susurró, mientras se disponía a coger el resto de su ropa.

Se puso los vaqueros y fue al baño para lavarse la cara con agua fría y despejarse por completo. Recogió agua entre sus manos y se la tiró a la cara de tal forma que acabó salpicando y dejando medio baño lleno de gotitas de agua que no pensaba limpiar. Sacudió la cabeza y se peinó como pudo. Algo que no fue gran cosa, porque más bien parecía que le había lamido el pelo una vaca. Soltó un suspiro y volvió a la habitación de Mónica para terminar de vestirse.

Que Dios nos pille confesadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora