Álvaro tuvo que soportar durante más de media hora los fuertes apretones que le daba Carlos y los murmullos en voz no tan baja por parte de Blas. Les quedaban apenas diez minutos para aterrizar, pero el chico sentía que iba a explotar y a ser bastante malo con sus amigos. El avión estaba atravesando una zona de turbulencias bastante bestia y al parecer Carlos tenía tanto miedo a morir en un avión que se había dedicado a darle manotazos a Álvaro mientras gritaba precisamente "NO QUIERO MORIR" cada vez que pasaba una azafata. Blas por su parte iba rezando en voz baja, agarrando un rosario con fuerza, pero Álvaro no tenía claro si era para salir del avión con turbulencias con vida o para que Carlos se callase de una vez.
Su visita a París había dado por finalizada. El año había finalizado de forma exitosa sin que ninguna profecía maya sobre el fin del mundo se cumpliese.
Aunque no es que lo hubieran empezado con buen pie.
En el pueblecito de Arlette, tenían la costumbre de reunirse todos los vecinos para despedir el año y empezar el nuevo todos juntos, así que los cuatro amigos más los padres y abuelos de Arlette se fueron tempranito para coger buen sitio en la plaza del pueblo y disfrutar del fin de año. Pero claro, a Carlos le parecía una falta de respeto no comerse sus doce uvas como Dios manda, así que en cuanto se dio cuenta, se fue corriendo a una tienda de alimentación a comprar uvas para todos. Pero no había uvas, así que trajo varias bolsas de gominolas, ya que según él, la cosa era comerse doce alimentos pequeños y no morir en el intento.
Eso también salió mal. De muchas maneras.
Lo primero es que tuvieron que buscar en internet alguna página web española que retransmitiera las campanadas, por lo que se agruparon todos alrededor del móvil de Arlette mientras que sus padres y abuelos miraban al grupo como si fuesen una esperanza perdida para la humanidad. Después, Carlos empezó a comer golosinas en los cuartos, por lo que se llevó una buena colleja por parte de Blas e impidió que ambos iniciaran el banquete a tiempo. Luego Álvaro se atragantó con el azúcar de las gominolas en la campanada ocho y casi se muere, pero es un valiente y nunca dejó de comer, acabando así con las doce golosinas.
En cuanto todo el mundo se puso a gritar de la felicidad por haber empezado bien el año, Blas giró la cabeza para comprobar que los familiares de Arlette estaban demasiado ocupados felicitando las fiestas a sus vecinos, por lo que cogió a Carlos del cuello del abrigo y le plantó un buen beso para empezar bien el año.
Todo podría haberse arreglado ahí, pero me da que no.
Ellos se querían ir de fiesta por Año Nuevo. Cosa normal entre los jóvenes. Estar toda la noche rompiéndote la cadera bailando y pasarte con las copas con la excusa de las fechas señaladas. La cosa es que cuando fueron a entrar al local, todos dispuestos a pagar su entrada, el hombre que había en la entrada controlando a la gente que pasaba, echó una mirada de arriba a abajo a Arlette, y la invitó a pasar gratis.
-¿Disculpa?- fue todo lo que pudo decir la chica.
El hombre sonrió de una forma un poco antinatural.
-Nos hemos propuesto regalar la entrada a todas las chicas guapas que vengan hoy.
-Mira me vas a perdonar pero eres un puto machista y misógino de mierda.- dijo Arlette, cruzándose de brazos y mirando muy fijamente al tipo.- No soy un producto para consumo como para que me estéis regalando una puñetera entrada solo por mi apariencia física.
-Tampoco hace falta que te pongas así, mujer.
Arlette casi le revienta la cara entera del puñetazo que le metió.
Álvaro, Carlos y Blas se habían quedado tan en shock por la discusión que solo pudieron reaccionar cuando el daño ya estaba hecho, sacando a la chica de allí a rastras mientras el hombre llamaba a la policía. En realidad no les venía especialmente bien ser arrastrados en un país extranjero.

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Que Dios nos pille confesados
FanficEstá bien entrar en el coro de la iglesia cuando tienes doce años. Y vale, incluso está bien continuar en él con dieciséis. Con veinte, que te pongan de maestro de canto religioso es hasta aceptable. A no ser que tengas vigilándote a un cura h...