042

1.1K 79 81
                                    

-Me parece muy mal y muy mezquino que te estés tomando este tema como si fuera una broma. - gruñó Carlos mientras empujaba la puerta con odio para entrar en casa.

-¡Es que no me puedo tomar en serio estar hablando de esto! -protestó Blas.

-Cuando te encuentres sumergido en el fin del mundo por un apocalipsis zombie y no esté yo contigo porque soy inteligente y huiría a un lugar seguro, ya me dirás si es algo para tomarse en serio o no. -el rubio frunció el ceño y miró a Blas como si fuera un perro con la rabia.

Entró en su casa y tiró con mala leche las llaves y el móvil al sofá, sin preocuparse por si caían dentro o no.

-Vaya, las parejas normales escribiendo en las puertas de los baños públicos "Jenny y Jimmy juntos 100pre hasta el fin del mundo" y tú diciéndome que me vas a abandonar cuando se acabe el planta, perfecto. -bufó Blas cerrando la puerta de un portazo, alzando bastante el tono de voz.

-¡Pero es que si no puedes aceptar que el mundo se va a acabar por un apocalipsis zombie yo no puedo hacer nada para ayudarte! -gritó Carlos, alzando los brazos en el aire, completamente exasperado. Entonces detuvo su paso de golpe y giró sobre sus talones, quedándose de cara a Blas, pero con varios metros de separación. -¿Nos has llamado pareja?

-¿Qué? -preguntó Blas?

-Has dicho que las parejas normales escriben en las puertas de los baños públicos.

-Es una forma de hablar.- se justificó Blas, rodando los ojos.

-Oh vamos, Blas, estamos hablando de ti.- dijo Carlos.- Tú no usas "formas de hablar", no sabes interpretar las palabras. Hablas siempre de forma literal.

-Eso no es verdad.

-Blaso, por favor, que cuando Álvaro te regaló la correa de Onza creías que te quería mandar a paseo.

-Es algo completamente distinto.- dijo él, sacudiendo la cabeza y encaminándose a la cocina. Cogió un vaso de agua y abrió el grifo a tope para que saliera fría.-Yo uso muchísimas formas de hablar.

-No sabías lo que era uke.- dijo Carlos, ladeando la cabeza desde el salón.

Blas apareció con un vaso de agua en la mano y una mirada de odio en dirección al rubio.

-No me mires así.- se justificó Carlos.- Sabes que es verdad, eres super inocente.

Eso hirió bastante el orgullo de Blas. Le dio una patada al suelo y se bebió su vaso de agua no sin atragantarse por beber tan deprisa. Luego intentó plantarle cara a situándose frente a él en un par de zancadas, queriendo intimidarlo con los pocos centímetros más que tenía de altura.

Carlos simplemente se cruzó de brazos y elevó las pupilas hacia arriba, viendo el notable enfado de Blas creciendo en sus ojos y disfrutando de ello. Apoyó todo el peso de su cuerpo sobre una pierna, lo que le hizo incluso parecer más bajito, pero se sentía superior en aquella situación.

-No soy inocente.- dijo Blas, con un tono de voz muy grave.

-Sí lo eres.- sonrió Carlos.- Y es una de las cosas que más me gustan de ti.

Blas echó la cabeza hacia atrás ante aquella confesión, y frunció el ceño como queriendo hacer notar que no le había afectado. Abrió la boca para hablar, pero se quedó trabado y no encontró las palabras que decir, así que simplemente bufó como un búfalo y arrugó los ojos para mirar hacia otra parte.

-No sé por qué te piensas que es algo malo.- dijo Carlos, alzando una mano para coger a Blas por la barbilla y que volviera a mirarlo.- Quizá inocente no sea la palabra, quizá buenazo te venga mejor.

Que Dios nos pille confesadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora