Capítulo 4

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Louis

En cuanto la chica de mirada dura y ceño fruncido se fue, Louis esperó hasta que se hubo alejado lo bastante para soltar una risa entre dientes, pues prefería no saber lo que ocurriría si, por algún casual, ella le escuchaba.

Habiendo visto lo que acababa de ver, parecía ser que era una persona que se tomaba las cosas bastante en serio; alguien que, sin duda, tenía muy poco sentido del humor. En fin, tampoco la juzgaba: cada persona era como era, y era absurdo pretender que todo el mundo tuviese una personalidad compatible con la tuya propia.

Aunque, al parecer, esa era una simple idea que estaba vetada en la sociedad.

Louis se quedó unos instantes viendo cómo la joven se alejaba con paso firme mientras su coleta de pelo negro como el carbón se balanceaba a su espalda. A pesar de que la impresión que Louis había tenido de ella era que tenía una necesidad constante de no ser ni menospreciada ni infravalorada, para él había sido imposible no fijarse en que, en el fondo, la joven destilaba una cierta fragilidad.

Soltó un suspiro y, al instante, se acordó de que debía llegar al taller de su tío cuanto antes, como si repentinamente su mente hubiese decidido meterle de golpe ese pensamiento. Aquello le recordó a esa película de Disney que tanto le gustaba a su sobrino, en la que una especie de muñecos controlaban la mente de una niña.

Lo sabía bien, porque siempre que iba a visitar a su hermana, su sobrino estaba viendo esa película del demonio.

Al instante, el móvil de Louis vibró en el bolsillo de su chaqueta vaquera, arrancándole un respingo de sorpresa. Se apresuró en rescatar el pequeño aparato del bolsillo y se percató de que acababa de recibir un mensaje.

Dicho mensaje era de Collin, uno de los mecánicos más jóvenes del taller, y con el que mejor se llevaba Louis:

¿Dónde estás? Tu tío ha comenzado a buscarte, y parece bastante cabreado... más que de costumbre, claro. Ven cuanto antes.

Oh, oh.

Si su tío había comenzado a buscarlo significaba que, efectivamente, le necesitaba cuanto antes en el taller. Y desde luego no le gustaría saber que si su sobrino había llegado tarde al trabajo era porque se había quedado divagando en medio de la calle sobre una chica a la que apenas había visto cinco minutos.

Por ello, Louis volvió a guardarse el teléfono en la chaqueta, se encendió un cigarrillo para el camino y se apresuró en llegar al taller cuanto antes.

***

-¿Está muy enfadado? – Le preguntó Louis a Collin entre jadeos, nada más llegar al taller tras haber tenido que prácticamente correr hasta allí.

Collin, que había salido a la entrada del taller para recibir a Louis, se limpió las manos en un pañuelo que, por su aspecto, daba la sensación de que le iba a ensuciar más que limpiar, y se encogió de hombros, aunque con una mirada de cierta compasión en sus ojos castaños, probablemente compadeciéndose de la bronca que Louis iba a recibir:

-Bueno... ha comenzado a decir, palabras textuales: se va a enterar ese desagradecido cuando venga. Collin, avisa a mi sobrino de que mueva su maldito culo hasta aquí de una maldita vez. – Esbozó una sonrisa que, aunque era de disculpa, no podía esconder un cierto tono cómico, y añadió: - Juzga por ti mismo.

Louis soltó un resoplido y se pasó una mano por su pelo castaño en un gesto de nerviosismo.

-Voy a buscarlo. – Anunció.

Sin esperar una respuesta por parte de Collin, se alejó y se internó en el taller de su tío, pasando por delante de los mecánicos que trabajaban allí y con los que se llevaba tan bien. Se deslizó junto a un coche al que le estaban cambiando el motor y, finalmente, se encontró con su tío, que parecía muy ocupado tratando de explicarle algo a uno de los mecánicos.

Warrior | l. t. |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora