Warrior | l. t. |

Capítulo 69

You have a way of coming easily to me
And when you take, you take the very best of me
So I start a fight 'cause I need to feel somethin'
And you do what you want 'cause I'm not what you wanted

2016

En el momento en el que pronunció aquellas palabras, Naya supo que tenía toda la atención de Callie, aunque ésta tratase por todos los medios de fingir aquella indiferencia que le era tan característica.

Sabía que en aquel momento se lo estaba jugando todo a una carta, y que su plan dependía no solo de la confianza que Callie le tuviese a Louis, si no también del grado de inseguridad que tuviese consigo misma. Aunque teniendo en cuenta lo muy reticente que Louis se había mostrado hasta el momento de confesarle la verdad a Callie, parecía ser que no se había terminado de ganar toda la confianza de la joven de mirada desafiante, o simplemente que su amistad no era lo suficientemente fuerte como para soportar la verdad que se escondía bajo los pilares que la habían cimentado.

-Yo... la verdad es que tengo un poco de prisa. - Dijo Callie, incapaz, aunque no lo supiese, de ocultar su nerviosismo.

Naya esbozó una sonrisa y la tomó del brazo con suavidad, haciéndola girar para que caminase junto a ella.

-Oh, tranquila, será solo un minuto. Además, créeme, lo que te voy a contar te interesa de verdad.

Naya sentía aún la incertidumbre que tensaba el cuerpo de Callie, pero al menos ésta no dijo nada más, y con un suspiro casi silencioso se dejó llevar por Naya.

Naya sabía perfectamente cuál era el lugar indicado para soltar la bomba y para ver cómo todo el peso de aquella verdad que por fin iba a salir a la luz caía sobre los hombros de Callie. Al fin y al cabo, era el lugar donde empezó todo.

Apenas tardaron dos minutos en llegar a aquel pub que tanto Naya como sus amigos tanto frecuentaban. Sin pararse ni un segundo, Naya abrió las puertas y arrastró a una cada vez más confusa Callie hasta una de las mesas del fondo, lo suficientemente alejada como para que nadie pudiese escuchar la conversación, pero al mismo tiempo situada estratégicamente junto a otra mesa enorme que Naya no quería perder de vista.

En cuanto se sentaron, el camarero, al que Naya conocía a la perfección, se acercó para tomarles nota. Naya pidió un whiskey doble y, cuando le preguntó a Callie qué quería ella, esta última negó con la cabeza, mostrándose cada vez más recelosa, y rechazó tomar cualquier bebida.

-Muy bien, ¿me vas a decir ya qué es eso de Louis que tienes tanto interés en que conozca? - Preguntó Callie, arqueando una ceja y mostrándose claramente a la defensiva, con los ojos levemente entrecerrados y los labios fruncidos en una fina línea. - Como te he dicho, tengo un poco de prisa.

Naya esbozó una sonrisa fingida y se permitió unos segundos para mirar a Callie detenidamente. Dios, cómo la odiaba. En realidad, odiaba a cualquier persona por cuya sangre corriese sangre de los Matthews, pero, como conocía personalmente a Callie, el odio que sentía por ella parecía más real, más... latente. Odiaba cómo siempre parecía ir por la vida como una mosquita muerta, cómo caminaba con aquella superioridad, como si su odio hacia el resto del mundo la hiciese mejor de algún modo.

Y, sobre todo, inexplicablemente odiaba cómo había conseguido ganarse el corazón de Louis con tanta facilidad; cómo había conseguir deshacer la armadura de hierro del chico más inaccesible del pueblo. Y cómo, desde que la conocía, las heridas de Louis parecían haber comenzado a sanar.

Si había algo que había unido a Naya con Louis desde un primer momento, habían sido las heridas lacerantes y las cicatrices que les había dejado el pasado, todos los momentos traumáticos que habían sufrido cuando no eran más que unos niños. Todo el dolor y la frustración y la sensación de que cada día se ahogaban más.