Capítulo 13

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1988

Devi no pudo contener una leve exclamación de sorpresa cuando ella y Jack subieron hasta el tejado de la vivienda de los Tomlinson y todo el firmamento salpicado de estrellas se desplegó ante ella como en un oscuro y espectacular manto infinito.

-Vaya. – Dijo, demasiado sorprendida como para decir nada más. – Pensaba que había demasiada contaminación por las fábricas de las afueras como para que se pudiese ver nada en el cielo. – Se apartó de la puertecilla de la buhardilla para que Jack pudiese cerrarla y se sentó sobre el tejado inclinado, embelesada por el paisaje que tenía ante ella.

-Bueno, en uno de esos días inusuales en los que el cielo no está nublado se pueden ver bastante bien las estrellas y constelaciones. – Comentó Jack, y a pesar de la oscuridad que los rodeaba, Devi pudo intuir una sonrisa en su tono de voz.

-Es asombroso. – Dijo, rodeándose las piernas flexionadas con los brazos.

Habiéndose acostumbrado al fin a la oscuridad de la noche, Jack observó de reojo a Devi, aprovechando que la joven parecía no poder apartar la mirada del firmamento, y una nueva e involuntaria sonrisa se abrió paso en sus labios. En parte, por el orgullo de haber acertado con la idea, y en parte, porque, inevitablemente, el entusiasmo y la belleza de Devi eran demasiado obvias como para que le pasasen desapercibidas.

Claro que siempre había pensado que Devi era hermosa; a pesar de su prácticamente inexistente relación con la joven, habría que estar muy ciego como para no percatarse de que ella poseía esa belleza tan delicada y natural que se veía en pocas personas, y que inevitablemente te invitaba a admirarla y a observarla embobado, incluso cuando, como en ese momento, llevaba puesto un ancho y grueso pijama de franela.

Pero ahora que, de una forma u otra, parecía comenzar a conocer más a Devi, Jack se percató de que esa belleza no era más que un conjunto de cosas que, a primera vista, eran imperceptibles; como, por ejemplo, la forma en que fruncía ligeramente el ceño cuando parecía estar concentrada, cómo las puntas de su fino cabello de color del oro ondeaban con la brisa y parecían enroscarse alrededor de su cuerpo, cómo sus delgados y delicados dedos se movían y repiqueteaban levemente contra sus piernas al son de una melodía silenciosa para Jack.

Y en ese momento pensó que, si en algún momento le preguntaban qué era para él la belleza, sin duda lo primero que pasaría por su mente sería, precisamente, ella.

Una nueva sonrisa tímida curvó los labios de Jack y, en un acto reflejo, se abrió la chaqueta y sacó de un bolsillo interior un cigarrillo y el mechero; de alguna forma, su cuerpo parecía indicarle cuándo era la hora de su nueva dosis de nicotina del día y, aunque había tratado por todos los medios de deshacerse de tal asqueroso hábito, Jack aún era esclavo del tabaco.

Encendió un cigarrillo y no fue hasta que se lo llevó a los labios que se percató de que Devi le estaba observando con una mezcla de desconcierto y sorpresa mezclándose en su rostro, iluminado parcialmente por la blanca luz de la luna.

Jack se sonrojó notablemente (aunque tenía la esperanza de que la oscuridad lo ocultase) y se disculpó:

-Lo siento, no te he preguntado si te molesta que fume, soy un irrespetuoso. Estoy tan acostumbrado a ello que...

No pudo terminar la frase, porque antes de que le diese tiempo a hacerlo la estupefacción lo hizo enmudecer cuando Devi le arrebató el cigarrillo de entre los dedos y le dio una calada, soltando el aire por la nariz con elegancia, dejando así a Jack mirándola de hito en hito.

Devi esbozó una sonrisa entre apocada y de resignación y le devolvió el cigarrillo, a lo que Jack solo pudo responder:

-No sabía que fumabas.

Warrior | l. t. |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora