Warrior | l. t. |

Capítulo 64

1988

Devi no tenía ni idea de qué hacer a continuación. En realidad, no lo había sabido en ningún momento, ya que ni siquiera había tenido un plan preestablecido. Simplemente había actuado por puro instinto, sin permitirse a sí misma pensar si lo que estaba haciendo era lo más correcto o no.

Por eso, cuando había visto a Jack a la salida de la discoteca no se había permitido pensar, y suponía que, si lo hubiese hecho, definitivamente no habría cometido la locura de básicamente exigirse que se subiese con ella al coche para... hablar.

Y desde que habían subido al coche, ninguno de los dos se había atrevido a decir nada pero, de alguna forma, Jack sabía a dónde tenía que ir. Ambos sabían, sin necesidad de ponerlo en palabras, cuál era el único lugar en el que podían hablar con la tranquilidad de que nadie les iba a descubrir.

Un nuevo rayo surcó el cielo y lo iluminó todo momentáneamente mientras en la radio sonaba "Janie's got a gun", y ambos, en silencio, se lamentaban el simple hecho de no poder cantar aquella canción a pleno pulmón, como hacían siempre que iban juntos en el coche y alguna de aquellas canciones que tan bien conocían decidía animarles el camino.

Devi tamborileó con los dedos sobre su pierna y finalmente llegaron a su destino. A aquel rincón de la playa en la frontera del pueblo donde nunca habían tenido ningún problema respecto a su intimidad. Aquel lugar que era una especie de santuario para ellos, y que nadie más conocía.

Si iban a arreglar las cosas, aquel era el lugar perfecto para hacerlo.

En cuanto aparcaron, un nuevo trueno resonó en el cielo y, repentinamente y sin previo aviso, una lluvia torrencial cayó en una cortina que impedía ver nada, y que parecía poco más que el diluvio universal. Cuando Jack apagó el motor, el ruido de la lluvia lo inundó todo, y Devi dio gracias a que estaba lloviendo y, al menos, el sonido de las gotas chocando contra el cristal rompía aquel silencio de tumba en el que se habían sumido, ambos demasiado cohibidos como para decir nada.

Hasta que, finalmente, Devi subió los pies al salpicadero y, antes de arrepentirse, dijo, sin dejar de observar la noche negra del exterior:

-Hace una semana besé a Phil.

De nuevo, el silencio se hizo dentro del coche. Devi no se atrevió a mirar a Jack, por lo que continuó con la vista clavada en el frente. Durante unos segundos ninguno dijo nada, hasta que finalmente Jack repuso, con un tono completamente neutro que no daba lugar a ningún tipo de interpretación:

-¿Y?

Devi se mordió el labio inferior y asintió levemente con la cabeza antes de decir:

-Estuvo bien. Estuvo muy bien. Phil besa muy bien.

Finalmente se atrevió a mirar a Jack, solo para comprobar que la observaba con aquella intensa mirada del color del más cielo azul. La observaba, como de costumbre, de aquella manera que le impedía a Devi saber qué estaba pensando; aquella mirada que, una vez más, consiguió arrancarle la respiración. E incluso en aquella situación, Devi no pudo evitar pensar en lo que aquella mirada la hacía sentir, en la sensación de que no podía respirar, en cómo un latigazo le parecía recorrer el pecho, y en cómo el corazón se le detenía momentáneamente.

Dios, lo daría todo por aquella mirada.

-Al principio me gustó. Supongo que le besé porque me sentía muy sola, estaba muy enfadada contigo y... en aquel momento me pareció que estaba bien. - Un momentáneo dolor rompió durante unos escasos instantes la coraza de Jack, lo suficientemente intenso como para que Devi se percatase de ello. - Pero entonces me sentí muy culpable, y se volvió muy amargo. Me sentí culpable porque sabía perfectamente que Phil está enamorado de mí y aun así le besé, probablemente dándole falsas esperanzas. Porque, en realidad, en cierto modo le utilicé. Me sentí culpable porque me di cuenta de que solo había unos labios que quería besar, y que quería que me besasen, y no eran los de Phil. Y... me sentí culpable porque no es Phil de quien estoy enamorada.