Capítulo 23

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This is how the story went, I met someone by accident, it blew me away.
It was in the darkest of my days when you took my sorrow and you took my pain and buried them away.

2016

-¿De verdad me estás diciendo que no vas a venir a la fiesta? – Preguntó Rachel, tan indignada y estupefacta que realmente parecía que hubiesen herido su sensibilidad.

-Ya te lo he dicho, Rach. – Repuso Olivia, guardando los libros en su mochila, mientras el resto de personas salía de la clase en una marabunta de risas, gritos y exclamaciones. – A mi madre no le sentó nada bien que saliese por la noche sin su permiso, y no me apetece volver a enfadarla. Ya sabes lo pesada que se pone con ese tema. Te juro que parece que nunca ha sido joven.

Olivia cerró la cremallera de su mochila y se la colgó de un hombro. Se giró y salió del aula sin esperar respuesta por parte de Rachel; la conocía lo suficiente como para saber de antemano cuál sería su respuesta.

Olivia comenzó a atravesar los pasillos camino a su taquilla, consciente en todo momento de que Rachel la seguía en todo momento, tratando de alcanzarla en medio de aquella masa de estudiantes que salían para descansar antes de la próxima clase.

Y no fue hasta que Olivia llegó a su taquilla que Rachel, respirando casi entre jadeos, consiguió alcanzarla:

-¡Pero, Livvy...!

No obstante, no tuvo tiempo de decir nada, porque en ese momento dos nuevas personas aparecieron y se unieron a las dos quinceañeras.

-Hola, nena. – Dijo Adam, rodeando el cuello de Livvy con su brazo, justo antes de inclinarse para besarla de una forma que, sin duda, no estaba permitida en el instituto.

Y tal era así que, repentinamente, se oyó la voz del jefe de estudios Anderson exclamar, como si estuviese a punto de darle un paro cardíaco:

-¡Clarke! ¡Ya conoces la normas respecto a... ese tipo de muestras de cariño dentro del recinto del Instituto!

Adam se separó de Olivia a regañadientes, dejando a la joven sumida en una especie de bruma, y soltó una maldición por lo bajo. Entonces se giró hacia el jefe de estudios y, con su mejor sonrisa encantadora, dijo:

-Lo siento, señor Anderson, no volverá a pasar.

El jefe de estudios alzó la barbilla en un gesto altivo y repuso:

-Eso espero, porque si no volverás a ganarte una amonestación.

Y, sin decir ni una palabra más, se giró y se fue.

Adam y Jesse, su fiel amigo, se miraron, miraron a las dos chicas, y los cuatro se echaron a reír.

-Menudo coñazo de tío. – Dijo Adam.

Livvy soltó una nueva risa, sintiéndose como si estuviese pisando una perfecta pero inestable nube de color rosa, mientras su corazón latía de aquella forma tan estruendosa como lo hacía siempre que estaba con Adam.

Adam, con sus casi diecisiete años, su cabello negro siempre revuelto y sus ojos azules, era, sin duda, uno de los chicos más populares del instituto, y sin duda uno de los más solicitados. Por ello, Livvy apenas podía creérselo en un primer momento cuando él, casi el rey del instituto, se había interesado por ella y finalmente le había pedido salir.

Era como si viviese un sueño. Y jamás se había sentido más feliz.

-Vamos fuera, necesito un pitillo antes de volver a entrar a ese coñazo de clase. – Dijo Jesse, solo para después pasarse una mano por su pelo castaño. Rachel le observó con adoración y Olivia le lanzó una mirada a su amiga, como si dijese "¡Vamos, dile algo!", consciente de lo increíblemente pillada que estaba por él.

Warrior | l. t. |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora