2016
Durante mi vida he sufrido toda clase de situaciones en las que me he sentido terriblemente vulnerable, siendo el punto de mira de todo el mundo mientras lo único que podía hacer era quedarme en medio de todas aquellas miradas y aquellos juicios no pronunciados, completamente indefensa contra el resto del mundo.
Pero creo que nunca, y ya es decir, me había sentido tan expuesta como aquel atardecer en la playa, mientras me dirigía hacia donde estaba sentado Louis a solas.
Cada paso que daba parecía estar monitorizado por todas las otras personas que se encontraban aquel día en la fiesta, y, aunque en ningún momento se apagó ni el sonido de conversaciones ni el de la música, era plenamente consciente de que ambos habían descendido hasta el volumen necesario como para que todos, de forma no demasiado discreta, pudiesen mirarme de soslayo mientras me aproximaba a la que probablemente iba a ser una conversación terrible.
Cuando llegué hasta la altura de Louis, me quedé de pie junto a él con piernas temblorosa y totalmente sin palabras, lamentando ya en ese mismo momento haberme decidido a cometer aquella decisión tan temeraria.
-Mmm... ho-hola... - Mascullé, con voz queda y aguda por la ansiedad.
Esperé durante unos eternos segundos, pero Louis no se dignó a responderme, no hablemos ya a mirarme. Por el contrario, su melancólica mirada permaneció clavada en el horizonte y su cigarrillo medio consumido entre los dedos. No dio ninguna de señal de tener intención de contestar, como si repentinamente me hubiese convertido en un fantasma invisible para el resto de personas y él no me hubiese escuchado.
Por ello, finalmente tomé una gran bocanada de aire y añadí:
-¿Podemos... podemos hablar un minuto?
Con total parsimonia, Louis le dio una larga calada a su cigarrillo y, tras soltar el humo por la nariz con lentitud, dijo, con la voz más fría de lo que nunca antes se la había escuchado:
-Ya estás hablando, así que haz lo que quieras.
Aquellas palabras me helaron la sangre hasta tal punto que pensé que todo mi cuerpo se iba a cubrir de una gruesa capa de hielo de un momento a otro, pero traté de que el dolor no se me mostrase demasiado en el rostro. Desde la muerte de mi padre, esa había sido una de mis reglas: no dejar la vulnerabilidad mostrarse en tu rostro en ningún momento. Porque en el momento en el que alguien se percatase de esa debilidad, sería perfectamente capaz de tener control sobre ti y usarlo en tu contra.
Y entendía que Louis estuviese enfadado conmigo, pero, vaya... ¿de verdad tanto le habían ofendido mis palabras? ¿Tanto se había molestado con mi... mi actitud?
No comprendía nada de lo que estaba ocurriendo, pero estaba decidida a descubrirlo en ese momento... o al menos a intentarlo, a pesar de que hubiese una gran posibilidad de que Louis directamente me mandase a la mierda.
Por ello, tragué saliva con fuerza y finalmente me senté junto a él. Me acerqué las piernas al pecho y me las rodeé con los brazos, mientras la fría brisa que venía directamente desde el mar me aferraba con sus manos de hiela y trataba de calarme hasta los huesos. Era plenamente consciente de que continuábamos siendo el centro de atención, pero traté de que ese hecho no me afectase demasiado.
Y entonces inspiré profundamente y, mirando de soslayo a Louis (que permanecía igual de imperturbable), me atreví a decir, con voz débil:
-Oye, yo... bueno, yo... quería hablar de lo que ocurrió la semana pasada... - Nada. Ni una sola reacción por su parte, como si yo ni si quiera hubiese hablado. – Y me siento fatal. No te puedes hacer una idea de lo mierda que me siento. Durante esta semana he estado pensando mucho y...

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Warrior | l. t. |
Fanfiction~Falling in love can be a dangerous game ~ ❝ En un pueblo donde los secretos, el pasado y la venganza son protagonistas, tres parejas, en tres generaciones distintas, jugaron con fuego cuando no debían. Y al final, todas terminaron quemándose ❞