2016
Aquel viaje en coche que tuve que compartir con Louis tras aquella pequeña "discusión" que habíamos tenido (ni si quiera sabía si se podía considerar como tal, pero es que sinceramente no sabía ni cómo etiquetarla) fue uno de los trayectos más horribles de toda mi vida. Pues durante aquellos casi veinte minutos que tardamos hasta mi casa Louis se dedicó a mirar fijamente el frente sin decir ni una palabra, aferrando el volante con tanta fuerza que los nudillos se le volvieron blancos. Ni una palabra, nada de música saliendo de la radio, nada. Tan solo un pesado y punzante silencio rodeándonos y carcomiéndome por dentro, como miles de arañas rojas masticándolo y arrancándolo todo.
Y cuando me dejó frente a mi edificio y dije: "Louis...", esperando poder hablar con él, o conseguir que al menos me dirigiese una mirada, simplemente dijo, con voz cortante: "Cierra con fuerza al salir", por lo que supe de sobra que no estaba con ánimos de entablar una conversación conmigo.
Así que eso hice; cerré la puerta de su camioneta y, con el corazón en un puño, observé cómo se alejaba, sin saber cuándo podría volver a verle, y si tendría alguna oportunidad de arreglar las cosas.
Y durante el resto de la semana no volví al gimnasio. Al fin y al cabo, ¿cómo iba a hacerlo? Probablemente lo menos que quería Louis, por mucho que me pesase (que lo hacía), era verme. Y por muchas ganas que tuviese de poder hablar con él, sabía que aún estaban las cosas demasiado caldeadas como para intentarlo siquiera.
Por tanto, dediqué la semana a volver a encerrarme a mí misma y levantar mis murallas más altas que nunca. Aquella leve pero latente mejoría de ánimo que había experimentado volvió a recaer en aquella apatía que siempre me había caracterizado.
Solo que, en esta ocasión, pareció volverse incluso más afilada.
Ni si quiera sentía aquel rechazo y odio hacia todo lo que me rodeaban y todas las personas que me encontraba. Sentía que no tenía fuerzas para ello. Tenía la sensación de que una pesada piedra se había apoderado de mi pecho y de que los ojos me ardían continuamente. Mi cuerpo sufría de tal hastío que la poca hambre de la que siempre había hecho gala pasó a convertirse en no tener nada de hambre.
Y sabía perfectamente a qué se debía eso: los remordimientos me carcomían y mis demonios me susurraban con más fuerza que nunca ponzoñosas palabras que me perseguían y no me daban un respiro. Me decían que no podía haber esperado otra cosa, y que inevitablemente iba a terminar apartando a Louis de mi lado como lo había hecho con todo el mundo. Que él, como todas las personas que habían pasado por mi vida, había terminado no soportándome. Y todo aquello era por mi culpa.
Estaba acostumbrada a que la gente terminase dejándome sola, que me abandonase cuando más lo necesitaba o que desapareciese de repente, sin dejar nada a su paso. Y aunque en muchas de aquellas ocasiones no había sido por mi culpa, muchas otras sí lo habían sido. Y en el caso de Louis había sido por la segunda razón.
Y me odiaba tanto por ello...
No obstante, a pesar de todo ello traté de contactar con él una vez. Una tarde en la que ni si quiera la música resonando con fuerza en mis oídos ni un buen libro conseguían aislarme de aquellos destructivos monstruos, le llamé con manos temblorosas, casi rezando para poder escuchar su voz al otro lado de la línea. No obstante, me colgó. Así, sin decir ni una palabra, me colgó. Y aquello no hizo más que demostrarme una vez más lo mucho que debía odiarme.
Idiota. Eres idiota, Callie. Todo esto es por tu culpa. Has apartado de tu lado a la única persona que en los últimos años realmente parecía querer ser tu amiga. Espero que estés contenta. Me repetía a mí misma una y otra vez, flagelándome cada vez con más fuerza.

ESTÁS LEYENDO
Warrior | l. t. |
Fanfiction~Falling in love can be a dangerous game ~ ❝ En un pueblo donde los secretos, el pasado y la venganza son protagonistas, tres parejas, en tres generaciones distintas, jugaron con fuego cuando no debían. Y al final, todas terminaron quemándose ❞