Capítulo 44

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1988

A pesar de las súplicas de Misty de que se quedase un rato más en la fiesta, Jack decidió marcharse en cuanto vio la oportunidad. En realidad, en un primer momento él no había tenido intención de ir a la Noche de Fogata de aquel sábado, pero sus amigos habían insistido en que debía ir alegando que "necesitaba divertirse tras aquellas semanas gimoteando por las esquinas por su ruptura con Devi", palabras literales de Huck. Y aunque al final había aceptado, en cuanto pisó la playa se arrepintió al ver a Misty allí. No tenía nada en contra de Misty, pero la joven podía llegar a ser bastante insistente, y él se estaba quedando sin excusas con las que rechazarla sutilmente para no hacerle daño. Porque a pesar de todo, Devi seguía siendo la única para él, y ni cien Mistys podrían cambiarlo nunca.

Pero a pesar del hecho de que no se sentía con demasiadas ganas de fiesta y que Misty hubiese estado revoloteando a su alrededor toda la noche, la verdadera razón por la que finalmente había decidido abandonar la Noche de Fogata había sido su inesperado encuentro con Devi. En esos momentos pensó que tal vez debería haberse dado cuenta de que era muy probable que ella también fuese a la fiesta, pero tras todas aquellas semanas separados en las que, claro está, no se habían visto, el hecho de volver a ver a Devi de una forma que no fuese en sus pensamientos ni si quiera se le había pasado por la cabeza. Y el dolor y casi traición que se habían desbordado de sus ojos azules cuando le había visto con Misty tuvieron el suficiente impacto en Jack como para, durante un efímero segundo, pensar en ir hasta ella y pedirle de rodillas que le perdonara. Cosa que, desde luego, no era para nada recomendable.

Porque estaba claro que Devi quería – y necesitaba – su espacio tras su ruptura, y por mucho que a Jack le partiese el corazón aquella situación, era lo menos que le debía tras lo mucho que él la había hecho sufrir.

Por ello, cabizbajo para protegerse del frío de madrugada, en ese momento subía las dunas de la playa en dirección al parking, que se encontraba colindado por unas cuantas rocas y matojos, y en el que, por alguna razón, había varios bancos de piedra en los que uno podía sentarse. Aunque Jack siempre se había cuestionado la utilidad de esos bancos en un parking.

Fue entonces cuando precisamente Jack se percató de que había alguien tumbado en uno de los bancos de piedra con las piernas dobladas, observando el cielo nocturno con gran fascinación. Y sintió que se le detenía el corazón con un doloroso último latido cuando se percató de que era Devi.

Se detuvo de golpe, como si hubiese chocado contra una pared de cristal, y durante unos instantes lo único que pudo hacer fue quedársela mirando estupefacto, desde la forma en que su pelo del color del oro se desparramaba en la piedra hasta la curva de sus largas piernas. Y aún permanecía paralizado cuando ella masculló:

-Hay tantas estrellas en el cielo... Dios, parecen tan cercanas que casi puedo tocarlas. – Soltó una risita adormilada y, finalmente giró el rostro hacia Jack.

Y cuando lo hizo, la expresión juguetona desapareció de su rostro y frunció el ceño casi con desagrado. Entonces soltó un suspiro de escarnio y dijo, arrastrando las palabras:

-Oh, eres tú. Mi noche acaba de irse a la mierda. Gracias.

Entonces, hizo ademán de incorporarse con movimientos torpes, por lo que tuvo que apoyarse en el borde del banco con una risa. Fue entonces cuando Jack lo comprendió, aunque no pudo evitar preguntar lo obvio:

-Devi, ¿estás... estás borracha?

Finalmente, Devi consiguió sentarse en el banco. Volvió a quedarse mirando a Jack, casi como si no le estuviese viendo, y durante unos instantes permaneció callada. Hasta que finalmente dijo, como si le costase hablar:

Warrior | l. t. |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora