Capítulo 17

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Devi

Devi sentía que, con cada minuto que pasaba en el taller de Jack, más le costaba respirar.

Cuando llegó allí en el coche de Maggie, hecha un manojo de nervios y las piernas temblorosas, estuvo cinco minutos con las manos sobre el volante y los ojos cerrados, tratando de calmarse lo máximo posible para encarar el encuentro que, sin duda, no podía evitar. Entonces entró en el taller y, gracias a Dios, dado que ese día aquello era un hervidero de actividad, no fue Jack quien la recibió, sino uno de sus mecánicos, quien le entregó la factura, le pidió que esperase en la oficina para firmarla mientras él mismo iba a buscar su coche. Solo entonces Devi se permitió a sí misma volver a respirar con tranquilidad, pues pensaba que lo peor ya había pasado.

No obstante, cuando entró en la oficina se percató de que no era así, ni mucho menos. Porque en ese momento los recuerdos volvieron a asaltarla. Trató de mantener su mente en blanco, pero todo allí le recordaba algún momento u otro de los que fueron los mejores meses de su vida; momentos de encuentros fortuitos, de palabras susurradas y de risas, caricias y besos robados, pero también de peleas y lágrimas.

Por ello, meneó levemente la cabeza, como si así pudiese sacudirse de encima aquellos recuerdos que parecían grabados a fuego sobre su piel, y en ese momento se percató por primera vez de todas las fotos que decoraban la pared sur de la oficina.

Fotos que, treinta años antes, no habían estado ahí.

Sin poder evitar contener su curiosidad, o puede que simplemente porque necesitaba mantener la mente lo más ocupada posible mientras el mecánico volvía, Devi se acercó a la pared y examinó las fotografías. Algunas eran de Jack junto a Vanessa de niños, adolescentes y adultos. En otras estaba él con sus sobrinos, y Devi se fijó especialmente en una en la que aparecía con un Louis de cinco años subido a su espalda como un mono, mientras Jack reía a carcajadas.

En muchas otras de ellas se veía a Jack en diversas partes del mundo: en una aparecía en un barco en los fiordos noruegos, en otra en lo que parecía un safari en Kenia, en otra en un templo japonés y, en otra más, en lo que parecía una playa caribeña, posando en todas y cada una de ellas con una gran sonrisa. Devi no pudo evitar esbozar una sonrisa cuando recordó a Jack, veintiocho años más joven, una noche en la que, contra su cuerpo, le confesó en un susurro contra su cuello: Quiero recorrer el mundo entero. Siempre he querido. Pero ahora quiero recorrerlo contigo, Devi.

Devi sintió un pinchazo atenazarle el corazón ante aquel recuerdo, y frunció con fuerza los labios para evitar que las lágrimas se desbordasen por sus ojos. Tragó saliva con fuerza y entonces, y sin haberse percatado en un primer momento, se dio cuenta de que en aquellas fotos del mundo aparecía una joven junto a Jack. Aquella chica tenía el pelo castaño muy oscuro y le caía en hondas casi hasta la cintura. Posaba de distinta forma en todas las fotos, pero todas tenían algo en común: en todas miraba a Jack de la misma forma en que Devi lo hizo en un momento determinado de su vida.

-Tu coche ya está listo. – Dijo una voz detrás de Devi.

Cuando Devi se giró, vio a Jack en el umbral de la puerta, con una mirada entre dubitativa y contrariada, como si no supiese si entrar en la oficina o no. Sin embargo, finalmente lanzó una última mirada al taller, entró en la sala y cerró la puerta tras él.

Instantáneamente, Devi sintió su corazón suspirar y su estómago dar un involuntario vuelco, pero trató de ignorarlo por todos los medios.

-Muchas gracias. – Dijo ella, mostrándose lo más imperturbable posible, y abrió la cremallera de su bolso para sacar la cartera. - ¿Cuánto te debo?

Warrior | l. t. |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora