Capítulo 30

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P.D.: Como he tardado bastante en publicar, este capítulo será más largo :) ]


2016

Por mucho que Louis trataba de prestar atención a la conversación en la que estaban enfrascados sus amigos, aquel día parecía ser que su mente tenía otros planes preparados para él. Unos planes que no incluían contribuir a dicha conversación y, mucho menos, disfrutar de la Noche de Fogata de aquel sábado.

En realidad, sus pensamientos no se centraban en nada en particular. Tampoco había ocurrido nada últimamente que lo mantuviese distraído y ausente, con expresión hastiada.

Simplemente, había días en los que nada más despertarse por la mañana sentía como si esa vieja y gran cicatriz de su pecho se hubiese abierto, como si viejas heridas decidiesen volver a supurar para torturarlo y, ya de paso, echar a perder su día.

Y aquel era uno de esos días.

Y, conociéndole tan bien como lo hacía, Harry se percató prácticamente al instante de ello. Y por eso, desde el otro lado de la fogata, en el mismo momento en el que consiguió que Louis le lanzase una mirada, le hizo un gesto con la barbilla indicando la playa.

Y sin necesidad de más palabras, ambos se incorporaron al unísono, como si fuesen una única persona, y se alejaron del fuego sin decir ni una palabra a sus amigos. No obstante, nadie se preguntó el por qué; después de tantos años estaban más que acostumbrados a que ambos amigos hiciesen aquello: que, de repente, ambos se fuesen juntos sin razón aparente. Sin duda, eran una pareja de amigos peculiar, pensaban.

Harry y Louis se alejaron uno junto al otro y en silencio. Muchas veces desde que se habían conocido lo hacían: simplemente caminaban por la playa en compañía pero sin decir ni una sola palabra. Harry conocía lo suficiente a Louis (de hecho, muchas veces sentía que lo conocía mejor de lo que su amigo se conocía a sí mismo) como para saber que, cuando había algo pasando por su mente, algo que lo atormentaba, lo peor que podía hacer era presionarle para que hablase. En esos casos, sabía que lo mejor era permanecer en silencio y dejar que fuese Louis quien comenzase la conversación, si es que lo hacía.

Y aunque cuando se conocieron había tenido que aprender esa lección por las malas, ahora, tras tantos años de amistad, se compaginaban perfectamente el uno con el otro.

Se alejaron del resto de fogatas hasta que llegaron a una zona de la playa que estaba completamente desierta, y desde donde se podía observar el atardecer sin ningún tipo de interrupciones. Y aquel fue el lugar que escogió Louis para sentarse en la orilla de guijarros, haciendo que Harry hiciese lo mismo, sentándose a una cierta distancia de él.

Durante unos instantes más ninguno de los dos dijo nada, hasta que finalmente, casi en un hilo de voz, Louis dijo:

-Me recuerda tanto a ella que a veces siento como si la tuviese justo frente a mí. Como si no hubiesen pasado casi seis años desde... aquello.

Y aunque ese repentino y extraño comentario podía sonar fuera de lugar o raro, para Harry tenía todo el sentido del mundo, pues había comprendido al instante de qué, y de quién, estaba hablando su mejor amigo.

-Lo sé. – Fue lo único que respondió, con un suspiro, pero tratando de sonar lo más conciliador posible.

-Hay momentos en los que su fantasma parece tan real que es como si me estuviesen arrancando el corazón. – Continuó Louis, dejando que la voz se le quebrase al final de la frase. Nunca dejaba que nadie le viese vulnerable, pero con Harry era diferente. Con él no tenía reparos en abrirse por completo y mostrar un rostro que muy pocas veces mostraba. Un rostro que siempre mantenía oculto, y que no dejaba que nadie viese.

Warrior | l. t. |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora