Warrior | l. t. |

Capítulo 21

2016

-Eres una exagerada, escocesa. – Bromeó Louis, prácticamente desternillándose de mí. – Tampoco es para tanto.

Tumbada bocarriba como estaba, respirando a base de jadeos y el cuerpo ardiendo como una llama gigante, cualquiera habría podido pensar que no tendría fuerzas como para replicar, pero incluso en aquellas circunstancias en las que sentía que me dolían hasta las pestañas, no podía desaprovechar la oportunidad:

-¿Que no es para tanto? ¡¿Que no es para tanto?! – Exclamé, girando el rostro hacia él, solo para comprobar que, sin poder contenerse, había terminado rompiendo en carcajadas. – Maldito desgraciado, por tu culpa mañana no voy a poder mover ni el dedo meñique.

Traté de incorporarme, pero mi cuerpo era como un saco gigante lleno de kilos de harina, y cada movimiento suponía una especie de dolorosa tortura que me hacía ver las estrellas, así que al final decidí volver a tumbarme sobre el suelo acolchado.

-Tienes suerte de que no pueda mover ni un músculo, porque si no te juro que pondría en práctica todas las técnicas de defensa personal que me has enseñado hoy, empezando por la de la patada en el costado. – Dije, tratando de sonar lo más amenazadora posible; no obstante, teniendo en cuenta las condiciones en las que me encontraba, lo cierto es que no soné muy convincente.

-No seas quejica, Cal. – Repuso Louis, mientras se acercaba a mí. A sabiendas de que no serviría de nada tratar de que no me llamase "Cal", había dejado de exigirle que me llamase "Callie", y sin duda Louis había decidido aprovechar mi rendición al respecto.

Estuve tentada de volver a replicar, no porque realmente quisiese hacer ver que tenía razón, sino simplemente porque Louis y su presunción tenían el don de sacarme de mis casillas hasta el punto de que, si no le contradecía, sentía un desagradable picor atenazándome el pecho.

Sin embargo, en esta ocasión no tuve tiempo de hacerlo, pues antes de que me diese tiempo a decir nada más Louis llegó hasta mi altura y me alzó en brazos al estilo nupcial, dejándome totalmente sin palabras.

Aquel gesto me sorprendió tanto que lo único que hice, en un acto involuntario, fue aferrarme con fuerza a él con la sensación de que se me había subido el corazón a la garganta. Solté un respingo y durante unos instantes tensé el cuerpo tanto que parecía un insecto palo.

-Tú el concepto "no me gusta el contacto físico" no lo entiendes muy bien, ¿verdad? – Inquirí, en tono sarcástico, con los dientes apretados, mientras una mezcla de enfado y escepticismo se enredaban en mi pecho.

Aunque, siendo totalmente sincera conmigo misma, no sentía en mi interior ni la mitad de aquella ira que trataba de hacerle mostrar. Supongo que se debía a mi extenuación y al hecho de que sentía el cuerpo hecho papilla; de haber sido otra situación, probablemente habría actuado de una forma mucho más distinta. Una forma más... mía.

-En realidad estabas deseando estar tan cerca de mí y no sabías cómo pedirlo, ¿verdad? – Bromeó Louis, con una sonrisa torcida, mientras recorría el gimnasio conmigo en sus brazos como si tal cosa. Por suerte, era lo suficientemente tarde como para que prácticamente todo el mundo se hubiese marchado ya.

Resoplé y puse los ojos en blanco. Daba igual lo cansada que estuviese o que hubiese decidido ceder con Louis en ciertos aspectos, cuando soltaba alguno de sus comentarios pretenciosos sentía la necesidad imperiosa de responderle de una forma sardónica:

-Oh, sí. Me moría por que me tuvieses entre tus brazos, cada segundo lejos de ti era una tortura para mi corazón. – Dije, de forma exageradamente dramática, solo para después soltar un suspiro exagerado y fingir que me desmayaba.