Capítulo 35

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On a blanket made of woven shadows, flew up to heaven on a raven's glide. These angels have turned my wings to wax now, I fell like Judas grace denied

1965

Alex había decidido terminar de darse por vencido con Victoria. En un principio realmente había creído que, con un poco de paciencia, podría tratar de comprender el extraño comportamiento de la muchacha, y después de su última conversación de camino al instituto, Alex había incluso llegado a pensar que, tal vez, Victoria quería algo parecido a una amistad.

No obstante, aquella actitud optimista había ido decayendo con el paso de las casi cuatro semanas que siguieron a aquel día. Tras aquella mañana, y después de que Victoria hubiese estado tantos días ignorándole, Alex había creído que las cosas cambiarían. Pero parecía ser que Victoria tenía otros planes.

Durante aquellas semanas, volvió a adoptar aquella distancia entre ambos, y de nuevo comenzó a actuar como si no conociese a Alex para nada. Cada vez que se cruzaban y Alex hacía ademán de saludarla o incluso mantener una conversación, Victoria miraba hacia otro lado con aquellos fríos ojos aguamarina y pasaba junto a él rápidamente, rehuyéndole. Y cuando en uno de esos fortuitos encuentros Alex se detuvo y le dedicó una sonrisa, Victoria frunció el ceño, y mirándole con los ojos prácticamente soltando chispas de odio, pasó junto a él dándole un deliberado empujón y desapareció de su vista.

Ante ello, Alex había terminado resignándose, casi creyendo que aquellas dos conversaciones que había tenido con Victoria no habían sido más que un mero producto de su imaginación. No obstante, incluso así había una parte de su mente que parecía no poder dejar de repetir las palabras que Victoria le había dicho aquella mañana de febrero: "Me doy cuenta de más cosas de lo que parece".

Hasta que, de repente, un día, Alex, movido por una extraña valentía, decidió dejar atrás su resignación y enfrentarse a esa sensación cohibida que parecía abrumarle siempre en lo que respectaba a Victoria.

***

Una mañana, mientras estaba en la hora de la comida rodeado de sus amigos, Alex se sentía más abstraído que de costumbre. Suponía que se debía a que aquella noche, por alguna razón, no había podido pegar ojo. Y probablemente, si no hubiese estado tan ensimismado, se habría percatado de que Martha, sentada junto a él en la mesa, se había acercado deliberadamente a él y, siempre que podía, trataba de rozar su mano por encima de la mesa, lanzándole continuamente miradas de soslayo y sonrisas esperanzadoras invisibles para Alex.

Pero aunque él no se hubiese percatado de ello, sí lo había hecho la joven de pelo castaño y ojos azules verdosos que se sentaba junto a todos los niños ricos al otro lado de la cafetería, y que observaba a Martha con una mirada con la que parecía querer partirla por la mitad.

Hasta que, de repente, casi como si Alex se hubiese percatado de aquella mirada a distancia, alzó la vista y clavó sus ojos en Victoria, solo para descubrirla observándole fijamente con mirada furibunda, sentada junto a John Matthews y aparentemente inconsciente de que éste le había rodeado la cintura con su brazo y la había atraído hacia su pecho.

Y Alex, sorprendentemente y repentinamente ofuscado por la mirada de Victoria, decidió entrar en aquel extraño juego de miradas y se la quedó mirando con la misma fijeza. Victoria entrecerró los ojos con cierta suspicacia y, finalmente, cuando se percató de que Alex no parecía tener ninguna intención de apartar la mirada de ella, desvió la mirada, aparentemente con intención de volver a enfrascarse en la conversación que mantenían las personas de su mesa.

No obstante, repentinamente apartó el brazo de John de sí con bastante poca delicadeza y, tras decirle algo en voz baja, se incorporó bajo la atenta mirada no solo de Alex, si no también de John y del resto de niños ricos de la mesa y, con la barbilla bien alta y su bandeja de la comida entre las manos (la cual dejó poco después en unos de los carritos donde se acumulaban las bandejas vacías de los estudiantes que ya habían comido), Alex la vio salir de la cafetería con su paso grácil y elegante.

Warrior | l. t. |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora