Take a lover who looks at you like maybe you are magic – Frida Kahlo
1965
Nada podría haber preparado a Victoria para aquel beso, ni para la forma en que su pecho se vació de todo aliento cuando Alex la hizo apoyar la espalda contra la pared, su cuerpo presionando el de ella de una forma que hizo dar vueltas su cabeza, como cuando, de pequeña, se mareaba jugando a aquel juego en el que una persona, con los ojos vendados, debía dar vueltas sobre sí misma para después ir tras sus compañeros.
Y desde luego, nada podría haberla preparado para aquel nuevo sentimiento que pareció explotar como en una llamarada en su pecho, como si ella, de alguna forma inconsciente, supiese que aquel beso había desatado algo completamente nuevo entre ellos... algo que había comenzado de forma prácticamente imperceptible con cada mirada, cada palabra y cada uno de sus dos primeros besos, pero que en ese momento los rodeó y los envolvió con la promesa de una nueva esperanza para ambos.
Victoria llevó sus manos hasta la espalda de Alex y, cuando él la besó con urgencia, su lengua buscando la de Victoria de forma exigente, su cuerpo anhelando el de ella en cada hueco, cada fracción de piel contra piel que entraba en contacto, Victoria, por fin, sintió que pertenecía a un lugar... que pertenecía a cualquier lugar en el que Alex estuviese. Que había encontrado su verdadero hogar.
Entonces, ambos separaron sus labios a regañadientes y sus miradas se clavaron con una intensidad que les tenía respirando entrecortadamente, sin necesidad de palabras, ya no, para poder entenderse a la perfección. Porque desde ese momento y durante todo el tiempo que siguió, tan solo necesitaron entrelazar sus miradas para poder comunicarse, como si un nuevo e invisible lazo hubiese aparecido entre ellos, uniéndolos para siempre.
Y sin una sola palabra abandonando sus labios enrojecidos por el beso, Victoria se llevó los brazos al dobladillo de su blusa blanca y, bajo una hambrienta mirada de Alex, que la hizo temblar de pies a cabeza, se la sacó con lentitud, en un gesto sensual e insinuante, solo para después dejarla caer a sus pies. Y a pesar de que lo que más deseaba en ese instante era arrancarle a Alex la camisa, aunque para hacerlo tuviese que romper la tela, una urgencia más vehemente la invadió: la necesidad de mostrarle lo sincera que había sido con sus palabras. Por ello, tomó la cálida mano del muchacho, que no dejaba de observarla, entre las suyas, y se la llevó hasta el torso, colocándola justo contra la curva de su pecho, dejando que Alex sintiese la inmensa fuerza con la que latía su corazón, como un gorrión enjaulado que trataba por todos los medios de escapar de su prisión. Y aunque la forma en que Alex contuvo el aliento la urgió a simplemente empujarle contra la cama, se obligó a calmar su avidez lo suficiente como para susurrar, con la voz ronca:
-Esto es lo que siento por ti, Alex. Esto es lo más real que he sentido en mi vida. Y es por ti. Solo por ti.
Aquellas parecían ser las únicas palabras que Alex necesitaba como confirmación, las únicas para tomar una decisión y saber, en lo más profundo de su interior, que aquello era lo que quería. Lo que había deseado desde el primer momento en que Victoria le había hablado.
Y por ello, dejó que Victoria, con manos temblorosas, le sacase la camisa por encima de la cabeza con desesperación, dejando ver su fuerte torso, sus robustos hombros, su vientre musculoso, como si cada segundo que perdían fuese un segundo que jamás podrían recuperar.
Y antes de que a Alex le diese tiempo a hacer nada, Victoria volvió a buscar sus labios y, con las manos sobre su pecho desnudo, le empujó con suavidad, obligándole a caminar hacia atrás. Y ambos estaban tan inmersos en el otro, sus cuerpos tan entrelazados, que inevitablemente Alex tropezó y, consiguiendo amortiguar el golpe, cayó sentado en el suelo, con Victoria sobre él.
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Warrior | l. t. |
Fiksi Penggemar~Falling in love can be a dangerous game ~ ❝ En un pueblo donde los secretos, el pasado y la venganza son protagonistas, tres parejas, en tres generaciones distintas, jugaron con fuego cuando no debían. Y al final, todas terminaron quemándose ❞