Capítulo 14

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Callie

En cuanto escuché a mi hermana hablar a mi espalda, sentí como si repentinamente volviese a ser consciente de la situación en la que me encontraba en esos instantes. Y no fue hasta ese momento que realmente me percaté de que estaba, literalmente, encima de Louis, que él tenía sus manos en mis caderas y que su rostro estaba increíblemente cerca del mío; tanto, que hasta podía ver una pequeña mota oscura que tenía en el ojo izquierdo.

Durante unos instantes, la sorpresa por lo que acababa de ocurrir fue tal que ninguno de los dos se movió: yo permanecí con las manos sobre su pecho y mis piernas entre las suyas y Louis con sus manos en mi cintura y sus ojos clavados en mí, con una mezcla de conmoción y estupefacción.

Sentí cómo el corazón se me subía a la garganta y, recuperando el control sobre mi cuerpo repentinamente, me aparté de él abruptamente, incorporándome casi en una exhalación.

-Vaya, ¿acaso no os podíais aguantar las ganas como para esperar hasta estar en un sitio un poco más íntimo? – Bromeó Olivia, enarcando una ceja en un gesto burlón, mientras Louis se ponía en pie y se sacudía el polvo de la ropa, extrañamente callado y cabizbajo.

-Eso debería decírtelo a ti, ¿no crees? – Repuse, cruzándome de brazos, sintiendo las mejillas arderme.

No hizo falta que dijese nada más, porque la expresión de puro pánico que compuso el rostro de Olivia me hizo saber que sabía perfectamente a qué me estaba refiriendo. Livvy alzó la barbilla en un gesto altivo y se cruzó de brazos, como si me estuviese desafiando a que continuase por ese camino. En momentos como ese era cuando realmente me daba cuenta de lo increíblemente parecida que era a mi madre.

-Bueno... ahora sí que creo que debería irme. – Intervino Louis, no sé si porque aquella situación estaba empezando a hacerle sentir incómodo o porque intuía que se avecinaba una tormenta entre Olivia y yo.

Me obligué a apartar mi furiosa mirada de Livvy y me giré hasta Louis, que tenía las mejillas ligeramente arreboladas. Vaya, al parecer esa incipiente pelea parecía incomodarlo más de lo que en un primer momento había pensado.

-De acuerdo. – Dije, con un leve asentimiento de la cabeza. – Muchas gracias por traerme.

Louis esbozó una adorable sonrisa y se encogió de hombros en un gesto despreocupado.

-No ha sido nada... otra vez, escocesa. – Dijo, para después guiñarme un ojo en un gesto pícaro.

Me despedí de Louis con un ademán de la mano, mientras que Olivia esbozó una sonrisa coqueta que, una vez más, pareció surtir el efecto deseado en Louis, que le devolvió una sonrisa pareja. Entonces, se subió en su camioneta y, tal y como hacía unos días, mi hermana y yo le vimos marcharse por la carretera, hasta que giró en una esquina y le perdimos de nuestro campo de visión.

Fue entonces cuando descargué toda mi ira de hermana contra Olivia:

-Pero bueno, ¿se puede saber qué estabas haciendo con ese tío?

Olivia me observó con mirada indignada y compuso todo su cuerpo en una postura a la defensiva:

-Puede que tú no tengas ni idea de besar a tíos, pero eso era, precisamente, besar a un chico.

Si tuviese que describir el sentimiento que me llenó en ese momento al escuchar las altivas palabras de mi hermana fue consternación. Sin duda, puedo afirmar que me escandalicé al escucharla. Y no porque me hubiese espetado a la cara que era una nula respecto al tema "besar chicos" (que, por otro lado, era cierto, aunque eso no era relevante), sino por el tono que había empleado.

Warrior | l. t. |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora