Il Mio Professore / Gianluca Ginoble (Il Volo)

Capitulo 22.

-¡Ah!- me quejo de dolor, más por las palabras de Gianluca que por el palpitante dolor que ha comenzado a generarse, ardiente en mis piernas, donde él chocolate caliente se ha derramado por completo.

-Alessa- dice Gianluca y noto cierto tono de preocupación en su voz, preocupación por la torpe chica que ha soltado su taza.

-Lo siento- me disculpo.

-Esto está realmente caliente, ¿estás bien? - Gianluca se incorpora y me ayuda a ponerme de pie.

-Yo...-intento decirle que estoy bien, pero mi voz no me ayuda, suena aguda, quebrada- disculpa, yo, debo quitarme esto- lo miro a los ojos, con la esperanza que descubra el trasfondo de mis siguientes palabras, no pienso racionalmente, solo quiero que sepa- me duele mucho-.

Corro a las escaleras tan rápido como me lo permiten mis piernas ardiendo, siento el picor en mi nariz, ese horrible nudo en la garganta, siento como la vista se me nubla, sé lo que viene a continuación...otra vez.

Cierro la puerta de mi habitación, una vez dentro me apoyo en la pared y tiro la cabeza hacia atrás, entonces ocurre, gotas escurren por mi rostro, una tras otra, cierro los ojos y siguen brotando, mi aliento se quebranta, sollozos comienzan a salir de mi pecho mientras mis fuerzas no me permiten estar de pie, me deslizo por la pared hasta estar de cuclillas en la alfombra, mi llanto se vuele más intenso. Duele, duele porque sé que no hay motivo, duele porque sabía que no debía ilusionarme, duele porque creí que...que quizá...sería distinto, pero Gianluca ama a Jessica y duele mucho más, porque no soy ella.

Voy a mi baño y enjuagó mi rostro, cambio mis pantalones por unos cortos y veo como mi piel se ha tornado roja y arde, pero de cierta forma agradezco mi torpeza, si no, no hubiera podido justificar mi huida y mis ojos rojos de llanto, lágrimas necias seguían escurriendo por mis mejillas.

-¿Quién eres tú?- le digo a la chica que observo en el espejo de mi baño- mira como lloras, has perdido el control...otra vez, ya no te reconozco-.

-Yo soy tú, esa tú que habías condenado a esconderse todo este tiempo, pero no nunca mas- tengo la impresión que me contesta mi reflejo, pero también sé que es mi propia consciencia la que me responde, o tal vez enloquecí.

-¿Por qué ahora es diferente?- cuestiono.

-Lo sabes muy bien-.

-No sé-.

-Mientes, si sabes, ¿Por qué tienes tanto miedo de decirlo?-.

-Porque no puedo sentir esto, está mal-.

-¿Qué sientes?-.

-Es imposible-.

-Que parezca imposible no significa que lo sea-.

-Él ama a Jessica-.

-¿Segura?-.

-Él me lo dijo-.

-También tiene miedo...-.

-Es libre de amarla-.

-Entonces, dime, por qué sigues llorando-.

-Por qué no quiero que la ame a ella, no quiero-.

-¿Por qué?-.

-Pues... Porque..-.

-Dilo-.

-Porque...yo lo amo a él-.

No había motivo alguno para seguir engañándome a mí misma, por primera vez me había enamorado,por primera vez sentía que valía la pena sentir, que había encontrado una razón para luchar con mi necia manía de esconder mi corazón, pero me había enamorado de Gianluca, mayor que yo, mi profesor y él, pues amaba a otra.