Capítulo 52

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El cielo amenaza con lluvia, por lo que no se logran ver estrellas en el cielo, solo alguno que otro rayo de luz parpadeante. No son ni bien las 7:00 pm pero bien podría parecer media noche.
No tengo cabeza para nada, veo televisión sin ganas, tan solo unas caricaturas en Disney Channel, son entretenidas, y mantienen mis pensamientos ocupados.

Suena el timbre de mi casa, de haber tenido el televisor apagado hubiese guardado silencio esperando que quien llamara especulara que no había nadie en casa y se marchara. Pero desafortunadamente para mí y mi estado de ánimo esta no era una situación así.

Llevo mi ser hasta la puerta y me asomo por la mirilla, el corazón me da un vuelco al reconocer su rostro, abro la puerta pero me mantengo controlada, esa parte de mi, la de mi estúpido orgullo me mantienen en mi postura.

-Hola - me dice cautelosamente

-¿Qué haces aquí? - cuestiono, sin ser grosera y sin mostrar sorpresa o emoción a pesar de que lo estoy

-Quería saber si podíamos hablar... tu sabes, bien, sin terminar en una nueva guerra mundial - dice, me causa gracia y contengo un risita.

-No ha sido prudente que vengas a mi casa así como así, podría descubrirte mi papá Gianluca-.

-Mentirosa, investigué, tu papá no está, ha ido con el mío a Florencia...-.

-Eso da miedo Gian- bromeo suavizándome un poco

-Me mantengo al tanto de lo que me interesa - dice Gianluca

-Entonces... pretendes que te deje pasar así como si nada

-Bueno - dice él, gira su "bolso de hombre" y saca un termo y una bolsita - traje chocolate y galletitas de mantequilla. Ahora, ¿puedo pasar? He venido en paz-.

-Y ¿qué me asegura que no es un plan para echarme encima una vez más el chocolate caliente?

-No lo haré - dice él - sin embargo, si esa es una manera de poder tocar tus piernas...-.

Rio nerviosamente y niego con la cabeza, lo dejo entrar.
Torpe él, torpe yo... a dónde iremos a parar?

Gianluca entra a mi casa y va directo a la cocina, toma dos tazas y sirve el chocolate caliente que parece haber preparado él, vacía las galletitas de mantequilla en un plato.

Yo lo observo sin interrumpir sus acciones, ambos nos dirigimos al sofá y allí nos acomodamos. Un silencio algo incomodo nos envuelve. Doy un sorbo a mi taza de chocolate, está tibia y su sabor es suave. La temperatura del ambiente parece descender conforme a la noche llega, pero mi silencio con Gianluca se me figura lo más frío de la habitación.

Odio esa sensación de querer hablar pero no ser capaz de encontrar las palabras adecuadas. Es Gianluca quien rompe el silencio

-Me rindo, tu ganas.

-Pero yo no quiero ganar - replico inmediatamente - esto no es de quien gana o pierde, Gianluca-.

-Entonces...-.

-Entonces, es simple, te parece si buscamos un punto en común en lugar de intentar dominar uno al otro-.

-Eso suena... prometedor-.

-Yo quiero disculparme - le digo - creo que antes me pase un poco-.

-o un mucho - bromea

-No abuses de tu suerte-.

Una risa se nos escapa a ambos suavizando un poco la situación

-Yo también te debo una disculpa, Alessa, no actué como debió haber sido correcto y me pase también con eso de la edad, realmente no sé en qué estaba pensando-.

Il Mio Professore / Gianluca Ginoble (Il Volo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora