Siempre he sido fiel y devota a mi razón, siempre escojo la vía segura y práctica, miro el mundo con indiferencia en un intento de que este haga lo mismo conmigo, no suelo ser muy linda con las personas pues me cuesta confiar en ellos. Soy la clase de chica que se niega a los arcoíris por evitar la lluvia y ahora, siento querer danzar en ella.
Por eso he hecho el veredicto de que he perdido la cordura completamente y mí diagnóstico causal tiene nombre: Gianluca Ginoble Di Vittorio. O bien, como debo llamarlo, Sr. Ginoble, mi querido profesor.
Para una chica simplona de 17 años como yo, mantener una relación amorosa con su profesor de Historia, bien, no era algo que precisamente formara parte de sus planes. Hasta hace unos días el simple hecho de considerarlo me hubiere escandalizado pero ahora no existe cosa alguna que desee más y por la que esté tan dispuesta a abandonar mi pequeño mundo seguro más que él. Así que he decidido que si estoy loca, es cosa mía.
Cuando abro los ojos me doy cuenta que ha amanecido, y que he pasado la noche en el sofá. Gianluca no está y cuando la duda comienza a asaltarme de si lo que ocurrió fue real noto que estoy envuelta en un abrigo, que no es precisamente mío, el aroma del perfume impregnado en este me es muy familiar: Gian.
Definitivamente real. Me he de haber quedado dormida, Dios sabrá a qué hora se habrá marchado él. Aún es temprano, el sol apenas llega a pintar el amanecer pero a pesar de la poca luz yo veo todo iluminado, distinto. En tal atmósfera, me pongo de pie y me dispongo a prepararme para el colegio.
Antes de salir de casa me veo al espejo y hay algo diferente, soy yo en el mismo soso uniforme del colegio, mi cabello está sujeto en media cola de caballo como suele estar, tengo las mismas facciones y la misma estatura, soy yo, pero se que es diferente: Esta mañana me siento feliz.
***
-¡Buenos Días Doña Yaya!- Saludo a la cocinera del colegio mientras entramos al mismo tiempo al patio principal del colegio
-Buenos días hija- me dice- llegando temprano como siempre...-.
-No me gusta romper con los horarios..-.
Doña Angelina, o mejor conocida como: Yaya, es una señora ya algo mayor, de estatura baja y un bonito cabello rubio y rizado, pero que está condenado a esconderse tras la malla que usa en la cabeza. Yo he podido apreciar su cabello porque en las mañanas como hoy, cuando me la encuentro temprano a la hora de entrar lo trae suelto. Algunas personas, especialmente los más estirados, ven a los empleados del colegio, a las cocineras, al conserje o a los de mantenimiento por encima del hombro, me hice amistad con Doña Yaya en una ocasión en que Sophie le acuso de mal servicio. Lo que realmente sucedió es que en el almuerzo a Sophie le había tocado arroz blanco, pero ella lo que quería era pasta, Doña Angelina no accedió ante sus caprichos de cambiarle el plato, la bruja ardilla en un ataque de ardilla rabiosa soltó el plato y todo se rego por el suelo y exigió después un platillo nuevo a repuesto. Doña Angelina se negó y terminaron trayendo a la ahora ex prefecta Montoya. Sophie lloriqueo y dio una versión muy distinta a lo ocurrido. Me cabreo, mi abuela paterna fue cocinera de un colegio, así es, mi padre al igual que yo no nació en cuna de oro. Al ver a Sophie montándole tal problema a Doña Yaya me hizo sentir como si ella fuese mi abuela, y me puso a pensar cuantas veces la pobre debió bancarse a crías mimadas como Sophie intentando hacer su voluntad. Así que me puse de pie y metí las manos al fuego por Doña Angelina. Desafortunadamente las cosas no salieron a nuestro favor, Doña Yaya fue obligada a servirle a Sophie y a mí por "meterme donde no me llaman", palabras de la prefecta Montoya, me puso a limpiar el desastre que Sophie dejo con la comida anterior. Pero al final eso no me importo pues desde entonces Doña Yaya y yo nos creamos una amistad. La prefecta Montoya fue movida del colegio al finalizar el semestre y en su lugar llego el prefecto Marco. Y Sophie y yo...bien, ahora que lo pienso, sin intención alguna mía quizá, soy de esas pocas personas que no marcha al paso de Sophie, es más, siquiera parece importarme su opinión. Pero no es con intención especial, suelo ser así con la mayoría de las personas. Más ahora estoy de nuevo en contra de ella, hoy son las elecciones de mi clase para presidente. Bien, quizá ese sea mi extraño destino.
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Il Mio Professore / Gianluca Ginoble (Il Volo)
Fanfiction"Cuando lo vi entrar por la puerta supe que seria mi perdición, era muy joven como para ser profesor de Historia, excesivamente atractivo para creerlo, sus ojos coquetos , cuerpo bien formado y actitud de casanova. Aquel hombre había cautivado a tod...