Capítulo 64

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Gianluca regresó de la farmacia y terminé las curaciones de Alonzo, le hicimos beber y comer antes de darle un fuerte analgésico que lo puso a dormir profundamente, parecía necesitarlo. La tensión que había entre él y Gianluca parecía cosa del pasado, ambos fueron muy educados hablándose. Quizá las cosas mejoren de ahora en adelante. Aunque claro, estar al borde de la muerte a veces cambia a las personas y para bien. Espero que eso ocurra con Alonzo, es un buen chico, debería de mostrarse al mundo así como es y no como el patán que pretende ser.

-Ten amor – Gianluca ha salido de darse una ducha, ya tiene ropa y cuerpo completamente limpio; Me extiende una sábana y yo la tomo.

-¿Dormiré aquí? – pregunto, estoy acurrucada en el sillón junto al sofá donde está durmiendo Alonzo.

-¡No!, al menos que tú lo desees – dice él -, Esa sabana no es para ti, es para Mancino, es una noche muy fría-.

-Yo quiero dormir contigo – le digo haciendo un puchero con la boca y él sonríe.

-Tus deseos son ordenes - bromea – vámonos a la cama, ya es tarde y es día de colegio... para ambos-.

-¿Qué hora es?-.

-Cerca de ser la 1:00 am-.

-¡Es tarde! – exclamo mientras desdoblo la sabana – Y le prometí a mi papá que no me desvelaría-.

-Entonces vamos a dormir – dice Gianluca tirando de mi mano

-Adelántate, solo lo cubro y voy contigo a la cama-.

Veo a Gianluca sonreír – Realmente podría acostumbrarme a esa frase – dice y suelta mi mano – No tardes-.

Arropo a Alonzo quien está profundamente dormido.

-¿En el fondo aún eres como un niño, no? – murmuro mientras acomodo que la sabana cubra también sus pies. Es jodidamente alto. Tan grande, pero aún inocente. Me pregunto cuántas veces tuvo que arroparse solo en una noche de frío. El Sr. Mancino es un buen hombre y desde que su esposa lo abandono hizo lo mejor que pudo la función de ambos padres. Sin embargo por experiencia propia sé que no es ni cercanamente lo mismo a tener una madre. Siento algo de coraje hacia la mamá de Alonzo, ella a diferencia de la mía, dejar a su hijo solo fue su elección. Lo dejo cuando apenas él tenía 8 años. Yo no soy quien para condenarla por lo que hizo, quizá ella tuvo sus razones, solo que no alcanzo a concebir razones lo suficientemente fuertes como para abandonar a tu pequeño. Es una acción egoísta.
Me inclino y lo veo dormir sereno. Realmente yo lo quiero, nuestros fantasmas se entienden, somos, como le dije, una rara versión del otro. Solo espero que todo eso que dijo lo recuerde mañana... y no haya sido un efecto de su estado de embriaguez. Me dolería mucho tener que odiarlo.

No puedo evitarlo y presiono mis labios en su mejilla. – Espero que sea cierto lo que hablamos – murmuro mientras acaricio su cabello – Y no un efecto del alcohol-.

Me incorporo y siento una mano detenerme, giro y él ha abierto los ojos. – Es verdad – dice en un tono de voz apenas perceptible – Quiero que seas feliz. – antes de que yo pueda responder Alonzo vuelve a caer dormido.

                          ***

-Alessa, despierta preciosa – se me ordena con dulzura. Me siento increíblemente cómoda y mis ojos pesan. No, no tengo ganas de despertar.

-Aún tengo sueño – me quejo somnolienta

-Pero debemos ir al colegio – insiste.

Abro los ojos al instante. No estoy en mi cama... es abismalmente mejor, estoy bajo las sabanas con Gianluca, él me mira tiernamente, su cara fresca, su sonrisa perfecta dándome los buenos días, mi cuerpo recibiendo la calidez del suyo.

Il Mio Professore / Gianluca Ginoble (Il Volo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora